domingo, 14 de marzo de 2021

Julia de Castro: El silencio de las mujeres de Pat Baker

 


De nuevo volvemos a la leyenda de la Ilíada. La acción se desarrolla al final de la guerra de Troya, pero esta vez la historia se cuenta desde un punto de vista diferentes, ni héroes, ni guerreros, ni reyes, ni estrategas. La voz que nos cuesta esta historia es la de las mujeres troyanas, esclavas de una guerra que lo único que les provoca es dolor y miedo.

Una mujer, Elena es la excusa para una guerra que dura ya nueve años y digo excusa y no causa, que las guerras siempre son y han sido por poder, orgullo, bienes, territorios, etc. Nunca por amor y menos amor a una mujer.

Briseida, esposa del rey Mines de Lirneso, es entregada como botín de guerra a Aquiles, el héroe de los ejércitos aqueos, cabeza de los Mirmitones. Con la caída de su ciudad, su vida sufre un cataclismo, de esposa de rey a esclava, un ser con menos valor que un caballo. El asesino de sus hermanos y su marido es ahora su dueño.

Solo uno de aquellos guerreros mostrará cierta humanidad con Briseida, Patroclo, amigo íntimo, confidente, alter ego del gran Aquiles.

Pero la guerra no está solo de cara a las puertas de los troyanos, también entre las filas aqueas. Las envidias, los celos y la prepotencia, marcan la vida del resto de los habitantes del campamento militar. El enfrentamiento de Agamenón y Aquiles por la joven Briseida, la convierte en el foco de la ira y el odio del resto de los hombres que la consideran culpable de las diferencias entre ambos y de la decisión que Aquiles toma de no volver a luchar, lo que provoca cientos de muertos en sus filas y la pérdida de la moral y el sentimiento de ser invencibles.

Siglos y siglos de voces silenciadas, de vidas sin valor. La mitad de la población cosificada y usada como un objeto más al que se tiene derecho, por parte de la otra mitad.

Esta guerra no ha acabado todavía, aún millones de mujeres sufren este mismo destino en pleno siglo XXI.

La historia y la fuerza de los sentimientos y sensaciones que despiertan me han atrapado desde el primer momento. Desde mi propia perspectiva me sublevaba ante la mansedumbre de las respuestas, solo hay que pararse a pensar un poco, no había más opción, esclavitud o muerte.

¿Quién puede juzgar la actitud de cada una de ellas sin ponerse en su piel?



© Julia de Castro

 Mi otoño en libros 2020


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