domingo, 21 de noviembre de 2021

Tratado de los Toros de Guisando

 

De Cruccone - Trabajo propio, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=12758047


En 1464 Castilla vive tiempos convulsos. Por aquel entonces era rey Enrique IV de Trastámara. Un grupo de nobles castellanos espoleados por Juan Pacheco, marqués de Villena y Maestre de Santiago, se rebeló con la intención de hacer abdicar al rey y deponer a su valido, Beltrán de la Cueva. Los nobles rebeldes llegaron a realizar una ceremonia, la Farsa de Ávila de 1465, en la que depusieron simbólicamente a Enrique IV y entronizaron en su lugar a su medio hermano Alfonso. La muerte del infante en julio de 1468, complicó el panorama, y convirtió a Isabel, en la candidata de los nobles rebeldes.

Sin embargo, la infanta prefirió, en principio, no tomar el título regio, pero sí el de princesa y pactó con Enrique. Ambos se reunieron en el cerro de Guisando, muy cerca de la actual localidad abulense de El Tiemblo, en una venta donde hoy, en la explanada por donde discurría la cañada real, se ve un conjunto de toros o verracos de piedra de origen prerromano. El rey llegó desde Cadalso, la infanta desde Cebreros, tal y como detallan las crónicas.

El pacto fue firmado el 18 de septiembre de 1468, siendo ratificado al día siguiente. Por tal jura, Isabel fue proclamada princesa de Asturias y reconocida como heredera de la Corona de Castilla. El matrimonio de la princesa debía realizarse solo con el consentimiento previo del rey. Juana, la hija de Enrique IV, quedaba desplazada de la posible sucesión, al declararse nulo el matrimonio del rey y la reina.

Sin embargo, la boda de Isabel con Fernando, el heredero del trono aragonés, celebrada en 1469 en Valladolid y que no contaba con la aprobación del rey, motivó el repudio de la Concordia por Enrique IV. El rey reconoció nuevamente los derechos de su hija Juana en la Ceremonia de la Val de Lozoya, el 25 de noviembre de 1470.

Con la muerte de Enrique IV comenzó la guerra civil por la sucesión. Y ya se sabe que venció la futura reina católica, Isabel.

Algunos historiadores del derecho discuten la veracidad del Tratado de los Toros de Guisando, dado que no se ha conservado ningún documento original. Lo que sí nos han llegado copias como la conservada en el Archivo de la Casa de Villena, Fondo Frías del Archivo Histórico Nacional de Pares. Y es que el marqués de Villena fue uno de los principales artífices de este pacto, por lo que resulta verosímil que una copia se guardara en el Archivo de su casa.


            Isabel de Castilla          Enrique II de Castilla

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