sábado, 2 de septiembre de 2023

Amantes de mis cuentos: Las mil y una teorías

 



Aunque para algunos la física cuántica es totalmente esotérica, complicadísima,  aburrida, resulta que incide en nuestra vida cotidiana cuando utilizamos las puertas automáticas, la televisión digital, el microondas, los rayos X, los aparatos de resonancias… Según mi vecina que es muy culta, lee mucho y saca sus propias conclusiones sobre esta revolución tecnológica, somos un 96% de energía. Y piensa en la posibilidad de que al morir una persona pueda su energía emerger de ese cuerpo y posarse en el bebé que nazca en ese instante.

Mente pensante, la mía, se ha puesto en acción y sería fantástico que en mi próxima reencarnación algunas de esas energías hiciera que me casara con un hombre que solo tuviera ojos para mí, que supiera cocinar y me llevara de la ceca a la meca. También sería estupendo que saliera con los ojos de Liz Taylor, la elegancia de Grace Kelly, la inteligencia de Marie Curie.

¡Ay! Si tuviera tiempo estaría todo el día escribiendo novelas que emularan a El Quijote de Miguel, o cuentos que gustaran tanto como los de Antón, también podría escribir obras de teatro al estilo de William.

Si al nacer mis hijos, esas energías, las buenas, por supuesto, recayeran en ellos no tendría problemas. Formaríamos un buen equipo trabajando concienzudamente para que a su madre le dieran el Nobel de Literatura, el Premio Cervantes, el Princesa de Asturias  y hasta una silla en la RAE. Sería estupendo.

He de espabilar. Acabo de llegar del trabajo. Son las siete de la tarde y aún tengo el fregadero lleno de cacharros y las camas sin hacer. 


¡Qué cansancio da el soñar!

 


© Marieta Alonso

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