Catedral de La Habana. Cuba |
Intenso azul libre…
Plateado mar andaluz,
desde Cádiz a la Habana.
Brillante mar Caribe,
desde Cuba a España.
Luminoso Caribe,
de rutinarias singladuras compañero,
de anhelantes idas
y amargos regresos.
Resplandeciente Caribe,
cuéntame de la Habana,
tú que su hermosa bahía bañas
y sus sedosos cabellos,
la dorada brisa ondula.
De los hondos suspiros
que por la Habana pasean, háblame.
De la hermosura de mi habanera,
quieto y sosegado, susúrrame.
Cuéntame de mi reina de Cuba,
de mi diosa criolla, de mi María,
toda sentimiento, amor y alegría.
De ella, serenamente, dime,
cuando frente a ti
se asoma al atardecer,
para en tu confín,
en tu azul, la mirada perder,
susurrando mi nombre
a delfines, caracolas y olas,
esperando las blancas velas
de mi bajel aparecer.
De mi María, háblame,
de mi linda y tierna guajira,
de cuando dulcemente
sus cálidos labios, los míos acariciaban,
mientras nuestras almas
a la luz de la antillana luna, se besaban.
Háblame de…
cuando la agradable brisa,
nuestros enamorados corazones
mecía, entre abanicadas palmeras,
ondulantes maizales
y blancas y finas arenas,
en aquellos deslumbrantes días
bajo el anaranjado sol cubano.
Deléitame, Caribe hermano,
con sus acrisolados recuerdos
en esta prisión peninsular,
donde llora mi corazón.
Recuerdo que…
por las claras calles,
mi María, danzando iba,
con sus oscuros cabellos
que las más bellas orquídeas,
querían iluminar.
Relucían sus sabrosos labios
más que las estrellas.
Cuéntame, Caribe,
de mi caribeña,
de mi antillana,
de mi cubana,
de mi habanera,
que asaetó mi corazón
una verde mañana,
en aquella azul cantina,
donde amorosas canciones
escuchábamos entre ricos
ritmos
de guitarras, güiros y bongós.
Cómo me seducía su sonrisa,
mientras su elegante cuerpo
contoneaba al danzar,
por las adoquinadas calles
de mi Habana hacia la bahía
desde la catedral.
¡Oh!, mi sublime criolla,
¡oh, mi morena angelical,
mi Flor de Mariposa, mi perla ducal,
asómate a este espejo
que nos separa,
que tu reflejo
quiero contemplar,
en este mar de Cádiz,
reina del Caribe,
bajo esta azul inmensidad.
© Antonio Portillo Casado
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Gracias querida amiga Matieta, por publicar este poema en tu delicioso blog.
ResponderEliminarSaludos poéticos.
Gracias a ti por colaborar en él.
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