La Primavera, 1873
Pierre Auguste Cot.
Pierre Auguste Cot.
Todo lo dio. Su amor. Su juventud. Sus
ilusiones. Sus alegrías. Sus sueños. Sus
risas. Sus abrazos. Sus besos.
Se quedó vacía como una pompa de jabón,
ligera como un soplo en el aire.
Se quedó dormida y voló… voló por el camino
de los sueños.
Allí se encontró con un inmenso espacio
llamado Libertad. En ese desconocido lugar se quedó.
Quería vivir
libre, sin ataduras ni formalismos, con las alas abiertas, desnuda de
todo lo que fue suyo y que poco a poco lo dejó en un mundo adónde sólo habita
el egoísmo.
Se sintió
libre, pero a la vez, vacía de todos los sentimientos.
Caminaba sin risas, sin ilusiones, sin amor,
sin sueños, sin besos, sin abrazos.
En ese deambular se encontró con la
Esperanza que se paseaba con los brazos abiertos llena de luz, de alegría, de
proyectos, de ilusiones.
Ésta le preguntó ¿Por qué caminas tan ligera
y trasparente?
No contestó. Dio un recorrido por su vacío y
le mostró el agujero que tenía en su alma al haberla despojado, sin saber por
qué, lo fue dejando en el camino de su vida.
La Esperanza con su ilusión se acercó a
ella, la envolvió en su verde color y empezó a sentir un nuevo renacer.
Le mostró hermosos paisajes. A lo lejos le
señalaba un mundo de colores y alegría que podría alcanzar si renacía en ella
la ilusión, la lucha y el esfuerzo.
Siguió caminando y se encontró con la
Confianza. Iba agotada, el camino por
donde la dirigió la Esperanza era muy duro, luchó con desánimo, se sentía
derrotada. Le faltaban las fuerzas.
Se acercó a la Confianza: era dinámica, decidida y caminaba
con mucha seguridad. La acogió con sus
largos brazos que abarcan todas las derrotas, las desilusiones, los fracasos, y
la dirigió por un camino adonde le mostró que con ella todo lo podía conseguir.
La Confianza vestía colores muy alegres,
todo en ella era desenfado, alegría, positivismo.
Caminaron juntas, le hacía ver lo bonito, fácil
y divertido que era todo con ella de la mano.
La llenó de sensaciones que nunca sintió.
Empezó a ver una hermosa puesta de sol. Un horizonte claro que podía casi tocar
con su mano.
La luz del mundo se iluminó ante sus ojos.
Ese vació en el que quedó, empezó a llenarse
y se sintió… Libre, esperanzada, confiada y llena de vida.
Cuando toda en ella era Libertad, Esperanza,
Confianza se encontró con el Amor. Ese
“Viejo Sabio” que anida en el corazón de todos los seres humanos.
Le acarició el alma y con esa caricia empezó
a ver todo lo que le parecía perdido. La ternura de los besos. El
calor de los abrazos ¡Qué regalo! Las
sonrisas que repartió. Las palabras que mitigaron dolores…
Se sintió plena de felicidad al entender que
todo lo que había dado fue siempre por “Amor”.
© Mariana Romero-Nieva
Bonito: "La Confianza vestía colores muy alegres, todo en ella era desenfado, alegría, positivismo".
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