Aquel
día, Marta lo recuerda con más de veinticuatro horas, el tiempo se estiró, se
alargó, fue un día eterno y, a la vez puntual, con un antes y un después. Por
la mañana, realizó una entrevista de trabajo
que no la dejó satisfecha. Por la
tarde, después de visitar al médico se desataron todos sus temores a padecer un
cáncer; siempre había sentido un miedo irracional por esta enfermedad. Tenía
prisa por llegar a casa, encerrarse en su habitación y llorar.
Al
llegar, su marido, que siempre llegaba más tarde, la esperaba en el salón.
-Cariño,
tenemos que hablar, es importante -dijo,
nada más verla entrar.
Marta,
contrariada, después de colgar su abrigo en el perchero, se sentó en el sofá y
se dispuso a escuchar, se temía lo peor. Él
se quedó de pie, no parecía sentirse cómodo ni seguro de sí mismo, daba
vueltas al vaso de whisky que tenía entre las manos y con la punta del zapato
seguía los dibujos de la alfombra. Comenzó a hablar:
─La
conocí hace tiempo… Nunca pensé que me iba a enamorar… Ahora está embarazada…
Yo te quiero mucho, pero ella me necesita…
-Mientras hablaba, sus ojos iban inquietos de la
alfombra a la ventana.
Marta
ya no escuchaba, pensó: ¿Todo esto me está pasando a mí? Todas mis sospechas se
han confirmado.
Siguiendo
la mirada del marido miró a su vez por
la ventana. Vio pasar las nubes cargadas de lluvia, volar una banda de pájaros
en forma de uve, oyó voces de niños jugando en la calle. Dejó volar la
imaginación. De pronto, sin saber por qué, notó que todos sus miedos y sus
dudas la abandonaban y se sintió libre. Comprendió que vivir era lo importante.
Entonces supo que lucharía contra el cáncer y viviría alargando su tiempo,
porque aún quedaban muchos caminos para andar y se propuso andarlos.
Se
levantó, sonriendo se puso el abrigo y dijo:
─Voy
a dar una vuelta antes de que anochezca, ¡El día es magnífico! No me esperes
para cenar.
© Socorro González-Sepúlveda Romeral
Magnifico relato
ResponderEliminarJosé Luis
Gracias, José Luis. Soco
ResponderEliminarLos miedos empequeñecen el YO.
ResponderEliminarLa certeza lo fortalece.
No siempre es así.
Pero es un comienzo.
El empoderamiento, tan de moda, del YO femenino.
¡Cuánta razón! Un saludo
EliminarEl relato, corto y sencillo con un mensaje importante!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por sus comentarios. Un saludo
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