Mi amiga Pepa, muy castiza ella,
cada vez que nos vemos me invita a hacer nuestra Ruta particular del Bocadillo
de Calamares.
Los téutidos son muy
populares en Madrid, en Zaragoza, en Cantabria, en el País Vasco, para qué
perder el tiempo con tanto detalle, si gusta en toda España.
Pedí la receta a mi amiga, muy
chula ella me responde sin respirar: A esos moluscos cefalópodos los rebozas en
harina y los fríes en aceite de oliva hirviendo hasta que queden dorados.
No es justo. Eso es lo que
diría una profesional a otra chef, pero recuerda Pepa que es a mí a quien se la
estás dando.
Respira hondo y me indica
los pasos:
Ingredientes:
3
calamares
½
limón
Sal
1
vaso de leche
Aceite
de oliva
2
huevos
Harina
Preparación:
Los calamares bien limpios.
Solo el cuerpo (no quieras aprovechar las patitas y las aletas). Los cortas en
rodajas de un centímetro más o menos de grosor y los pones en leche durante al
menos media hora, para que estén más tiernos. Después los enjuagas, los escurres,
(es importante no tengan agua para que no te salten en la sartén), le echas un
poco de sal y el jugo de medio limón. Lo pasas por harina y luego por huevo
batido. Los fríes en aceite de oliva bien caliente hasta que se doren. Los pones
en papel absorbente para que elimine el aceite sobrante. Y listo.
A Pepa le gusta el
bocadillo con el pan lleno de miga. A mí, siendo pan, cualquiera, pero me
gustan que los calamares tengan ese ligero sabor a limón más intenso y después
de fritos les exprimo otro citrus. Cada vez que estrujo uno me lleno de
salpicaduras la ropa. Menos mal que siguiendo los consejos de mi madre llevo en
el bolso, un poco de talco para emergencias. Si mal no recuerdo es lo ideal para
las manchas de grasa, pero yo lo utilizo para todo. Tantas veces me salpico con
lo que haya en el plato que Pepa está convencida de mi pertenencia a la familia
de los “chupa lámparas”.
A ella, a los calamares, le
gusta agregarles mayonesa. Suele acompañar los bocatas con una caña de cerveza
muy fría. Yo tomo mosto. Ella los llama calamares, tal cual. Yo rabas, por el
simple hecho de llevarle la contraria.
Una vez al mes comenzamos nuestra
andadura en la Plaza del Emperador Carlos V, (Glorieta de Atocha para los
madrileños), seguimos hasta la calle Botoneras, nos vamos a la calle Ciudad
Rodrigo, y terminamos en la Plaza Mayor.
Luego queremos adelgazar.
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