Dibujo japonés. Año 1914 |
Es una leyenda muy antigua que pudiera
tener influencias de aquellos dioses llamados Odin, Thor y Saturno. Sin
embargo, es el obispo San Nicolás de Myra, una persona muy real del siglo IV, quien
le da nombre.
Fue un religioso amante de los niños, repleto
de bondad y generosidad que cuando se enteró de la historia de las tres
doncellas pobres, sin dote para casarse, y que en su desesperación el padre iba
a vender a una de ellas como esclava para salvar a las otras dos, no lo pensó
dos veces y una noche silenciosa al comprobar que una de las ventanas de la
casa estaba abierta, lanzó -una a una- tres bolsas llenas de oro que se
deslizaron en el interior de las medias de las jóvenes.
Así nació entre los huérfanos y los
marineros de Myra, la historia de que el obispo daba regalos y los dejaba en
las medias de todos, lo que dio origen al intercambio de regalos.
En Roma tenían por costumbre celebrar las
fiestas saturnales, del 17 al 23 de diciembre, tras la finalización de las
labores del campo y coincidiendo con el nacimiento de la entrada del Sol en el
signo de Capricornio, el solsticio de invierno, al final de las cuales los
niños recibían obsequios de todos los mayores. Cuando la cristiandad se afianzó
en el mundo, la natividad de Cristo se empezó a celebrar también en dicho mes.
Poco a poco la celebración se mezcló con
otras tradiciones y en el siglo XVI, después de la Reforma Protestante, en
muchos pueblos las festividades y símbolos cristianos fueron eliminados, pero grandes
y pequeños ya se había acostumbrado a celebrar el espíritu navideño y la
tradición con sus cualidades espirituales continuó.
En muchos países San Nicolás trae regalos
el 5 de diciembre, en otros es la víspera de Navidad. En España según las
regiones existe el Tió de Nadal, el Olentzero, el Iratxoak, el Apalpador…
Con la llegada a América de tantos
inmigrantes muchas creencias -en especial la Navidad- viajó junto a ellos.
Para los duendes escandinavos de ayer y de
hoy, la Navidad es un momento feliz, lleno de luz, de amor y de regalos.
Para los alemanes una de sus tradiciones
más importantes es el árbol de Navidad, también llamado el árbol de la vida. Se
cree que con la emigración de los alemanes al nuevo mundo fue que se expandió
esta costumbre. También llevaron a los ayudantes de San Nicolás, -Belsnikle y Christnikle-. Los cristianos cambiaron el roble por el
abeto, pues con su forma triangular podría representar la Trinidad.
Para los italianos la viejita Befana que surge
de leyendas urbanas antiguas, aparece en la noche del 5 al 6 de enero para
dejar en los calcetines, dulces para los niños buenos y carbón para los niños
malos. Lleva zapatos rotos y vuela en una escoba.
Los irlandeses aportaron su costumbre
gaélica, en la víspera de Navidad: El benjamín de la casa coloca y enciende una
vela en el alfeizar de la ventana como símbolo para dar la bienvenida a la
Sagrada Familia. Además la vela solo podrá ser apagada por una niña o mujer
llamada María.
Los holandeses allá por 1624 llevaron a Nueva
Amsterdam a su patrón Sinterklaas. Los niños realmente encantados adoptaron
esta creencia y la llamaron Santa Claus, por fonética. Sinterklaas viaja con su
criado Zwarte Piet, en español «Pedro negro». Cuando bajan a tierra desde el barco
todas las campanas de la iglesia local repican y se reparten regalos.
En 1809, el escritor norteamericano
Washington Irving escribió una sátira titulada «Historia de Nueva York». En este texto el
escritor deformó al santo holandés y lo imaginó viajando en un vagón tirado por
caballos, por las cimas de los árboles dejando caer los regalos por las
chimeneas.
Después en 1823, el Dr. Clement Clarke
Moore basándose en el personaje de Irving escribió el poema: «Una Visita de Santa
Claus». Aquí le agregó un ingrediente más escandinavo y cambió los caballos por nueve
renos. Además mucho de lo que conocemos como características clásicas de Santa Claus
las creó él. Por ejemplo, la risa, su nariz y su aire bonachón vienen de este
hermoso poema.
Durante un tiempo, la apariencia de Santa Claus
fue interpretada por muchos hasta que en 1863, un inmigrante alemán, Thomas
Nast trajo consigo una imagen del personaje que fue aceptada por todos, pues
suavizó la imagen rígida y eclesiástica del anterior. Poco tiempo después se le
solicitó que ilustrara el poema de Moore, y así se llegó al simpático gordito
barbudo bonachón con traje rojo que hoy maravilla a todos los niños. Nast
además es el responsable de que Santa Claus viva en el Polo Norte, también se
dice que tiene su morada en Laponia sueca, Laponia finlandesa y Groenlandia y
es porque el Polo Norte está en medio del Océano Ártico.
Ilustración de 1881 por Thomas Nast |
En 1931, el artista gráfico Haddon Sundblom
y otros publicistas que trabajaban para la Coca Cola Company, terminaron de
hacer un diseño con proporciones humanas y ese toque de abuelito tierno. El
color llamativo y los ojos brillantes de Santa Claus, de Sundblom, fue el que
terminó por conquistar a grandes y a chicos alrededor del mundo.
La figura de San Nicolás se construye a
partir de costumbres y tradiciones de diversas culturas. Su carácter bondadoso
y espiritual encierra la inocencia característica de todos los niños del mundo,
independientemente del color de su piel y de su país de nacimiento.
Icono de San Nicolás de Bari o de Myra |
No hay comentarios:
Publicar un comentario