Símbolo de un corazón roto |
«La traición la emplean únicamente aquellos que no han llegado
a comprender el gran tesoro que se posee siendo dueño de una
conciencia honrada y pura».
VICENTE ESPINEL (1550-1624)
Sacerdote/escritor español
Aquel
día Carol salió en su busca, estaba cansada, harta, aburrida, no podía más. Era
como huir hacia un final sin fin.
Con la
cabeza nublada de turbios pensamientos, sentía un dolor punzante en el alma. Le
faltaba el aire, le temblaban las piernas sintiendo cómo se repetía una vez más
la misma situación; la humillación presa e inerte ubicada en un pequeño rincón
de su gran corazón.
Necesitaba
correr, evadirse, y empezó a callejear reflexionando y viéndose a sí misma,
patética, desecha de dolor.
Horas
más tarde, recibía la llamada de su amado con excusas bien diseñadas, con
mentiras perfectamente hiladas y Carol, a pesar de ser conocedora de que todo
era una farsa, como una pieza de sainete dramática y jocosa, de nuevo le
aceptaba.
Ella era
una mujer atractiva, sensible, paciente, llena de alegría y color, pero cuántos
días le acompañó el silencio disfrazado.
Saturada
por el vacío que asediaba su casa, le llamaba, pero él no contestaba.
«¿Y
ahora dónde estará? ¿Pero por qué no contesta? ¿Por qué no me llama?»,
incesante y hasta casi enloquecer, una y otra vez se lo preguntaba.
¡Pobre
Carol! ¡Qué bien disimulaba su tristeza ante el resto de los ojos que,
incrédulos a su aparente bella historia de amor, la observaban!
Hoy,
después de mucho tiempo, le ha dicho adiós.
Aquella
tarde, Carol decidió cerrar esa puerta que día tras día abría con la esperanza
y cerraba con desilusión. Hoy, por fin ha cerrado esa gran puerta de realidad
irreal a pesar de su contradicción.
Pobre de
aquel hombre de doble vida llena de mentiras que dejó, presa tras esa puerta y que
Carol cerró, la gran oportunidad de su vida: «El verdadero amor».
La
verdad es dolorosa, pero a veces se necesita para poder avanzar.
Cerrar
puertas a sueños fallidos es necesario para abrir nuevas ventanas que hagan
entrar la luz y así nos empujen e irradien para caminar hacia un futuro mejor
dejando atrás la mentira y la traición.
© María del Carmen Aranda
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