viernes, 2 de febrero de 2018

Amantes de mis cuentos: Tonto es el que hace tonterías

Botica medieval







A lo mejor soy el tonto del pueblo.
Me doy cuenta cuando me tratan de chico «prodigio» a la hora de mandarme hacer recados y de «mentecato» cuando no quieren que escuche las conversaciones. Siempre estoy de aquí para allá y de allá para acá. Tal vez me falte un hervor pero de ahí a chuparme el dedo, va un tramo.
Las mujeres del pueblo cuando se les olvida algo siempre tiran de mí. A mí me gusta hacer favores pero algunas ni las gracias me dan.
Lo que más me gusta hacer, es repetir, todo lo que oigo.
El boticario habla conmigo de vez en cuando, me pregunta cómo me va en mis visitas al prostíbulo. Yo le cuento todo lo que hago y él me aconseja. Es muy serio aunque a la hora de la partida si saludo oigo reír a sus amigos. Yo nunca he hablado de lo que mis amigas de vida alegre me comentan de él. Debe ir de incógnito porque nunca le he visto allí.
Mi madre siempre me dice que no divulgue nada de lo que hago, y mucho menos al cura, pero si no lo hiciera para qué iba a ir a confesarme. El cura habla de casas de lenocinio y me dice que no debo ir. A mi madre le parece bien, dice que así me desahogo.
A veces me gustaría irme del pueblo y conocer mundo pero mi madre dice que son bobadas, que lo que tengo que hacer es buscarme un trabajo. Habló por mí en una obra y el primer día me mandaron a cavar agujeros. Hice uno para que no dijeran. Y me echaron. Mi madre se estremeció cuando le explicaron que no hubo forma de que trabajara más. Me preguntó por qué lo había hecho ¿será tonta? Si trabajo son capaces de contratarme.


© Marieta Alonso Más

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