Cuando el hombre deja de
ser nómada para ser sedentario surge uno de los primeros alimentos elaborados
de la historia de la alimentación.
Se cree que en alguna parte
de Sumeria o en el sur de Mesopotamia hacia el 6000 a.C., alguien empezó a
elaborar pan tal y como lo conocemos hoy en día. Lo enseñaron a los egipcios y
estos a los griegos. Ateneo de Náucratis, escritor del siglo II, menciona casi
72 formas distintas de hacer pan. Aristófanes, Antifanes y Platón mencionan a
un panadero denominado Theanos, lo que indica la importancia de esta profesión.
Los romanos hasta el siglo VIII o VII a.C. no mostraron interés por la
elaboración del pan. Es a partir del siglo VI, en la Edad Media europea, cuando
se crea en las grandes ciudades la profesión de panadero. Ha sido el dios de la
mesa. Tanto que en la Guerra de Secesión norteamericana Abraham Lincoln dijo: «Pan
significa victoria».
Hoy su consumo está a la
baja. Y es una lástima pues en aquellos pueblos donde abunda la dieta de cereales,
el índice de enfermedades cardiovasculares disminuye. Según los médicos, el
momento del día especialmente aconsejado para consumir pan es el desayuno.
Leyenda del Pan
Hace muchos, muchos años, dos pueblos vecinos tuvieron diferencias
irreconciliables, tanto que si uno plantaba trigo, el otro papas; si uno tocaba
la guitarra, el otro la flauta. En uno el pan era duro, en el otro blando. Y
como suele ocurrir el hijo del panadero de uno de los pueblos se enamoró de la
hija del panadero del otro. Y era tan grande su amor que los padres aceptaron
que se casaran con la condición de que se fueran a vivir a otro pueblo. Allí
pusieron una panadería y para que fuera distinto al pan de sus progenitores
comenzaron hacer pruebas, hasta que consiguieron dorar la corteza y mantener
blandito el interior del pan.
Y así se consiguió el pan
que hoy nosotros conocemos y que la receta es así:
Ingredientes
500 gramos de harina de
trigo.
10 gramos de levadura
300 cc. de agua tibia
10 gramos de sal
Elaboración
Mezclar la levadura con el
agua y dejarla reposar durante diez minutos. Mezclar la harina con la sal.
Abrir un agujero en el centro de la harina e ir derramando sobre ella el agua y
la levadura.
Trabajar con los dedos en
sentido circular. Amasa un minuto, deja reposar otro y repite la operación seis
veces. Cuando la masa tenga una textura
blanda y no se pegue a las manos… ya está.
Espolvorea un poco de
harina en una superficie plana estira y dobla la masa, estira y dobla la masa
durante unos quince minutos.
Haz una bola con la masa.
En un recipiente untado con un poco de aceite de oliva introduce la bola. Tapa
con papel film y deja reposar durante una hora. Se duplicará el tamaño de la
bola.
Vuelve a amasar en sentido
circular. Da la forma que desees y ponla a fermentar durante cincuenta minutos.
Cúbrela con un paño limpio.
Precaliente el horno a 250
grados. Introduce la masa. Deja hornear unos 20 minutos. Baja la temperatura a
200 grados y hornea 15 minutos más.
Déjalo enfriar y lo puedes
consumir, preferiblemente, al día siguiente. Te puede durar hasta 8 días. Y se
sabe que el pan está hecho si al golpearlo suena a hueco. Y no te preocupes si
a la primera no sale a tu gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario