El
nuevo año empieza a caminar
y
yo no me canso de vivir,
aunque
pasen las décadas y los años vuelen.
Atrás
quedaron los inciertos senderos del ayer.
Hoy
levanto mi copa para brindar
por
mis queridos ausentes
y
también por todos los presentes.
Llegarán
nuevos atardeceres
cargados
de granates y naranjas;
los
días robarán las horas a las noches,
los
niños impacientes ya esperan
los
regalos de sus reyes soñados.
Con
ilusión miro a través de la brecha del porvenir
que
llegará cargado de duplicidades
ciertos
amores oscuros, dolores sanadores,
algunas
bendiciones aladas, hirientes sinsabores,
placenteras
batallas, conquistas amargas,
nuevas
amistades e insolentes competidores.
Habrá
que poner la mejor sonrisa
para
sortear los insólitos desafíos,
las
oportunidades y nuevos tropezones
los
imprevistos desatinos y distracciones
que
la vida nos tiene preparadas.
Saber
equivocarse sin miedo a caer al agua
a
ser acróbatas de la palabra
a
volar sin redes que nos aten
a
desaprender lo realmente aprendido
para
no ser esclavos de nuestras ilustres certezas.
¡Y
no me canso de vivir!
Un
nuevo año para amar, respirar
bailar,
compartir...
y
siempre agradecer
nuestro
apreciado presente.
©
Sol Cerrato Rubio
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