Los relatos de nuestra querida Yukiko Motoya no te dejan indiferente, hasta ahí estamos de acuerdo; para bien o para mal, provocan. En mí un estado de «tontuna» difícil de superar. Todos ellos rozan lo surrealista y lo absurdo; juega con los personajes a los que asigna una obsesiva metamorfosis, de la que no se libra ninguno; —a todos nos pasa—. En esta novela unos lo van experimentando con el paso del tiempo, y otros se transforman de repente como punto final.
Casi
todas las historias tienen un fondo, sí; es evidente que ninguna de las protagonistas
está satisfecha con la vida que ha elegido o le ha tocado vivir, y tratan de
buscar una salida. Sanchan se cuestiona, a su manera, lo que quiere y no quiere
hacer con su vida y su rol de «ama de casa», ¡no es para menos!; o nuestra
joven del relato «Los perros» que de la soledad —la cual busca con ansia— pasa
una simbiosis desproporcionada con los perros. Y… ¡qué decir de Tomoko y la
relación que establece con sus hijos a los que, por miedo, pone en su delirio mental
en situaciones absurdas! no sabría qué pensar de ello no le encuentro mensaje ni
sentido alguno; y por último el hombre de paja, ¡mejor sin comentarios!
Sin
embargo, hay que reconocer sus finales sorprendentes e inesperados, ¡los
tiene!; a los que recurre para satisfacer las aspiraciones de la protagonista
de cada relato; curiosos símbolos de escape estos finales, excusas que
justifican los desenlaces en cada uno como muestra de liberación convirtiendo a
unos u otros en planta o animal, o sencillamente en nada.
Si
tuviese que decir cual me ha llegado más que los demás sería el primero que
lleva el título del libro «Mi marido es de otra especie», ya que efectivamente
de principio a fin subyace un claro mensaje a través del relato; cuenta la vida
de una mujer que decide reflexionar sobre su situación personal y la relación
que mantiene con su marido, un hombre que la somete permanentemente a su
capricho y a sus salidas de tono. A Sanchan se le plantea un dilema, ¿qué hacer
con todo esto para sobrevivir anímicamente? Por suerte Sanchan consigue la libertad, ¡vaya
«regalazo» que le hace la autora! quitando de en medio al marido convertido en
vegetal para que Sanchan experimente su propia metamorfosis definitiva: ser una mujer nueva.
©
Caleti Marco
https://caletimarco-escritora.simplesite.com/
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