Tras un largo día debatiendo
en el ágora, allí se encontraba, tirado en mitad de las escaleras. Sabía
perfectamente que él no era el protagonista de aquella asamblea ni mucho menos
alguien de alto reconocimiento. Sin embargo, a lo largo de su vida había
aprendido que ese tipo de situaciones no habían de cambiarle el ánimo a nadie y
es por eso que decidió permanecer en el mismo lugar, dificultando el paso de
sus compañeros de profesión y leyendo en solitario uno de los múltiples escritos
que se habían tratado en la reunión.
Por un momento, decidió
abandonar aquella paz mental que había adquirido leyendo, para mirar a su
alrededor. De pronto, una extraña sensación se apodero de él. No solo resultaba
raro el hecho de que se le hubiese permitido estar presente en aquel lugar,
dada su mala reputación, si no que era incapaz de reconocer a muchas de las
personas que allí se encontraban, como si no correspondieran a su tiempo. Al
girar la cabeza hacia la derecha, pudo observar a un hombre que se encontraba
plasmando sus pensamientos en un pequeño papiro. Tras verle, no pudo evitar
pensar que esa persona habría encajado más como artista que como pensador. A
pesar de aquella idea que le causaba una incontrolable risa, su sorpresa fue
mayor al ver que, aun mas a la derecha, había nada más y nada menos ¡que una
mujer! No podía explicarse como una persona que se suponía que debía
encontrarse entre las paredes del hogar, esperando a su marido, pudiera
convivir con otros filósofos. Definitivamente, no se encontraba en la época
adecuada.
En ese momento, comenzó a
preocuparse tratando de encontrar una respuesta a aquel enigma. De repente,
decidió mirar al frente y, en ese instante, logró entender todo. Allí se
encontraba una multitud casi tan grande como la que había estado debatiendo en
la asamblea. Pudo apreciar cómo a diferencia de ellos, no se encontraban
reflexionando si no que se limitaban a observarles sin decir una palabra. En
ese preciso instante, Diógenes comprendió que tanto él como el resto de sus
compañeros, formaban parte de una de las mayores obras de arte de la historia.
© Jaime Aguilera
17 años
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