Son como el día y la noche. El estado civil de las dos: viudas.
Una me enseñó a poner cara de
póker y a sumar el valor de los naipes, a jugar a la lotería y al bingo.
La otra a colocar los
cubiertos para una cena de alcurnia y a jugar al bridge con naipes que llevan
el apellido de la familia.
Una vive en una casa rodante,
la otra en el barrio más elegante de mi ciudad.
Una es excéntrica, la otra
correcta.
Una dice:
¡Caramba!
La otra grita:
¡Maldita sea!
Hay muchas maneras de vivir
me explicó mi madre. Tú puedes elegir la que más te guste. Pero recuerda
siempre que las dos abuelas desean lo mejor para ti.
Una será tu ancla; la otra,
tu vela mayor.
© Marieta Alonso Más
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