Por
entre las sombras viene,
por
entre las sombras baja,
saltando
como una nube
en
diminutas cascadas
el
arroyuelo del puente,
el
arroyuelo del agua.
Silencio,
salta despacio,
que
vas a romper la calma,
no
quiero que nadie sepa
de
tu existencia callada,
deslizando
tu frescura,
a
los pies de la montaña.
Sentada
en tus viejas piedras,
yo
me mojaré la cara
y
tu juegas con las sombras
al
escondite del agua.
Pero
que no sepa nadie
que
aquí se adormece el alma.
Un
niño viene y te cruza
con
una larga zancada,
y
tu saltas y te ríes
salpicándole la cara.
Arroyuelo
de misterios,
arroyuelo
de nostalgias.
¿Qué
es de tu vida en invierno
en
esas noches tan largas?
¿Con
quién juegas esos días
que
el sol no brilla en tus aguas?
Acaso
con el silencio,
o
tal vez con la esperanza
o
quizá, con esas hojas
de
los chopos desgranadas
que
van cayendo en tu fondo
como
una blanca mortaja…
Si
te aburres, dímelo,
que
el corazón me arrancara
y
lo sembrara en tu orilla
por
entre rocas y zarzas,
y
que su sangre ruidosa
se
derrame por tus aguas,
para
que juegue contigo,
al
escondite del agua.
Arroyuelo
de misterios,
Arroyuelo
de nostalgias.
© Mariana Romero-Nieva
Qué sencilla belleza!!
ResponderEliminarPrecioso Antonio. Nuestra Mariana es genial.
EliminarMarieta amiga, me emociona la foto, es una copia de aquel "Arroyuelo" adonde me senté y escribí esta poesía. Gracias
ResponderEliminarPues ha sido de pura casualidad. Me alegra que haya acertado.
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