Soltar la rabia.
Sentir el dolor viajando por las gélidas gotas del alma.
No asirse a su enmarañado reclamo
ni a su sanguíneo rostro de antaño.
¡Dejarla ir y abrir ventanas!
A veces se rompen los párpados
para que asomen nuevos cuerpos celestes
allá detrás de las montañas.
Mantener la calma
los dedos apretados sobre el oscilante timón
que da rumbo a la esperanza.
Saber vislumbrar la luz
en las abismales grietas de las penas.
Despedir las erráticas muecas
en los violentos semblantes descompuestos.
Ser rabia por un segundo mas
para después mirar su gesto.
Volver a sentir esa energía que azota al cuerpo
y hace fluir el desconsuelo en lágrimas saladas.
¡No darle tregua, ni cobijo, ni sustento!
Trenzar un oasis de palabras
que arrope una ancha vereda
hacia una mar en calma.
© Sol Cerrato Rubio
¡Qué bonito, Sol! Intenso y precioso.
ResponderEliminarMuchas gracias Blanca , me alegra que te guste este poema.
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