Una de las tradiciones más
queridas y conocidas del uno de enero, es el concierto que se celebra en la
Sala Dorada de la Musikverein de la capital de Austria, y lo interpreta la
Orquesta Filarmónica de Viena. El primer concierto se celebró en 1939, pero no
el 1 de enero sino el 31 de diciembre.
Es habitual que el repertorio
se centre en las obras de la familia Strauss, padre e hijos.
Siempre termina con dos
piezas claves:
El
Danubio Azul de Johan Strauss, hijo, y
la
Marcha Radetzky, de Johan Strauss, padre.
En los bises el público sigue
el ritmo de estas piezas con palmas y el director se vuelve para dirigirlos. En
2005 se invirtió el orden de las dos últimas obras, lo dirigía Lorin Maazel, acabando
el programa con el vals del Danubio Azul como señal de respeto por las víctimas
del terremoto del Océano Índico de 2004.
La batuta la dirige cada año
un director de relevancia en el ámbito musical y tiene un público potencial de
casi mil millones de personas gracias a las retransmisiones por televisión de casi
todo el mundo.
Maravillosa forma de comenzar
un año nuevo.
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