Está situada en el número 15
de la calle de Embajadores.
Tiene su origen en un modesto
oratorio fundado en 1612 por Diego de Vera y Ordóñez de Villaquián, dedicado a
Nuestra Señora del Favor y san Marcos, que fue cedido, en 1633, a la comunidad
de clérigos reglares de san Cayetano u orden de Teatinos.
La congregación de los
Teatinos fue fundada en 1524 por San Cayetano de Tiènne, con el fin de reformar
la vida relajada de muchos sacerdotes. La vida de estos clérigos que vivían
como los caracciolos y los filipenses, en comunidad conventual, era
extremadamente ascética, no pudiendo pedir limosnas y solo en casos de gran
necesidad hacían sonar a su paso una campanilla. Posiblemente lo limitado de
sus recursos hizo que se asentaran en el popular barrio de la Ribera de
Curtidores. La devoción al santo y su auxilio en los partos hizo que los medios
del convento fueran a mejor.
El templo debió de
proyectarse en torno a 1670 por el arquitecto Marcos López, siguiendo el gusto
de la orden. En 1722 las obras habían avanzado muy poco por lo que los arquitectos
José Benito de Churriguera y Pedro de Ribera se hacen cargo de la dirección y
ejecutan un nuevo proyecto. Las obras se terminan en 1761 probablemente bajo la
dirección de Francisco de Moradillo.
La fachada se flanquea por
dos torres y se divide en siete estrechas calles verticales separadas por
pilastras corintias de orden gigante, rematada por un entablamento con cornisa
quebrada de gran vuelo. En la parte inferior se abren tres arcos de medio punto
que comunican con el atrio, sobre los que se ubican hornacinas decoradas en las
que se alojan las esculturas de san Cayetano, san Andrés Avelino y Nuestra
Señora del Favor, realizadas por los escultores Juan de Villanueva y su yerno
Andrés de los Helgueros.
La iglesia tiene planta de aparente
cruz griega inscrita en un cuadrado, con cúpulas en los cuatro ángulos, cúpula
de mayores dimensiones en el espacio central y bóvedas en los brazos de la
cruz, la cabecera está formada por una capilla mayor de testero plano
flanqueada por dos ábsides semicirculares, y pórtico a los pies.
En el siglo XIX con la ley de
desamortización el convento desapareció quedando como iglesia parroquial. En
1936 se incendió toda la iglesia quedando en pie la fachada, desapareciendo uno
de los conjuntos de mayor riqueza artística que había en la ciudad. Se reabre
al culto en 1962.
Destaca la carroza de plata
de la Virgen realizada por el orfebre sevillano José Jiménez en 1981. A los
pies de la iglesia se encuentra el lienzo de San Miguel luchando contra el
demonio de Hipólito de Torres del siglo XVII, y las sepulturas del arquitecto
Pedro de Ribera y de su mujer.
Cabecera de la iglesia |
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