Te observo dormir. No es lo normal, lo sé: las hadas nunca
dormís tanto como un humano y menos aún al amparo del Árbol Sagrado. Pero hoy
has caído agotada de acunar a Lancelot y estar con él. Sin poder evitarlo,
sonrío al comprobar tu rostro en paz a la tenue luz de esa luna que entra por
la ventana. Estás de espaldas a mí, tienes las alas plegadas; pero te veo y no
puedo dejar de mirarte entera, deseando que estuvieras despierta de nuevo y podamos
hacer el amor como siempre. Pero algo me dice que eso tendrá que esperar a otro
día.
En un momento, me giro hacia mi derecha para observar la
pequeña cuna, donde nuestro pequeño tesoro duerme sin molestia. Suspiro, sin
creerme aún que esto pueda estar pasando. Que yo tenga un hijo con la mujer más
maravillosa y perfecta del mundo. Que yo haya contribuido a crear algo tan
hermoso en un mundo de mierda como el que hay allí fuera. Porque, sí: ahora la
paz ha retornado; los Siete Pecados Capitales son los héroes de Britannia.
Meliodas es rey y King también. A mí algunos también me llaman “rey” por cuidar
y proteger este bosque. Pero no quiero ser rey. No quiero coronas. No quiero
festines. No cuando algo me dice que la humanidad seguirá cometiendo los mismos
errores una y otra vez y, al final, este mundo desaparecerá sin dejar rastro.
Lancelot. Mi pequeño Lancelot. Mi pequeño guerrero. Espero
que en el futuro no hagas caso a tu padre, pero siempre te guíe el valor y el
amor por lo que es justo. Que quieras hacer de este un mundo mejor. Y, si es
posible, ahí estaremos tu madre y yo para ayudarte. Quiero ser tu héroe. Quiero
ser el padre que yo nunca tuve. ¿Me dejarás serlo?
Historia
inspirada en Ban y Elaine de Seven Deadly Sins/Nanatsu No Taizai
Imagen: Ban &
Elaine por Sesshlidia
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