El sepulcro de los Reyes Magos en Colonia |
El profeta Isaías en el Antiguo Testamento nos habla de forma muy vaga sobre ellos. Es en el Evangelio de San Mateo donde se encuentra un mayor testimonio. No indica sus nombres, ni cuántos eran, lo que sí sabemos es que venían de Oriente siguiendo una estrella, y que llevaban oro, incienso y mirra.
La primera imagen de los Reyes Magos aparece en un fresco del siglo II-III que se encuentra en la capilla griega de las catacumbas de Priscila, en Roma.
Y para saber sus nombres hay que ir a la iglesia de San Apolinar Nuevo en Rávena. Están escritos sobre sus cabezas en un friso con una imagen de los tres, vestidos con prendas orientales y que conducen una procesión.
En la Biblioteca Nacional de España se conserva el «Auto de los Reyes Magos», obra fundamental en la literatura española por ser el texto teatral más antiguo conservado en lengua castellana. Data del siglo XII y fue descubierta en el siglo XVIII por un canónigo de la catedral de Toledo. Allí aparecen sus nombres, Melchor, Gaspar y Baltasar, y se les define como astrólogos que debaten sobre el hallazgo de una nueva estrella.
Tras adorar al niño construyeron una capilla dedicada a Jesús en el monte Vaus, identificado con el monte Sabalan, en la actual Azerbaiyán, con la idea de reunirse allí todos los años.
Juan de Hildesheim escribió en su «Libro de los Reyes Magos» que el apóstol Santo Tomás fue a su encuentro y los bautizó y consagró como obispos.
Son varias las versiones sobre la muerte de los Reyes Magos. Unos afirman que fueron martirizados en el año 70, por predicar el cristianismo, otros creen que murieron de muerte natural siendo enterrados en un mismo sepulcro, en Saba.
En el siglo IV, santa Elena, la madre del emperador Constantino, en su viaje a Tierra Santa se trajo para Constantinopla, para la iglesia de Santa Sofía, el sepulcro de los Reyes Magos.
El obispo de Milán, san Eustorgio, acudió a Constantinopla para recibir el visto bueno del emperador Constancio II, el hijo de Constantino I, que le confirmó en el cargo y le obsequió las veneradas reliquias. Y dice la tradición que se trajo el sarcófago en un carro tirado por bueyes, pero al llegar a la entrada de la ciudad de Milán fue imposible continuar, y decidieron levantar allí mismo una Basílica, poniendo en lo alto de la torre, en vez de la cruz, una estrella de ocho puntas, para indicar la presencia de las reliquias.
El ejército de Barbarroja golpeó Milán y en 1164 se llevó los huesos de los Reyes Magos a Colonia. Nicolás de Verdún, orfebre medieval, comenzó a trabajar en el famoso sarcófago triple, de un metro de alto y dos de largo bañado en oro y plata, ricamente decorado con piedras preciosas, que hoy podemos ver detrás del altar mayor de la Catedral de Colonia, que se construyó para albergar tan importantes reliquias.
En 1864 el relicario se abrió y fueron descubiertos los restos de los Tres Reyes y monedas de Felipe de Heinsberg. Los huesos se envolvieron en seda blanca y fueron devueltos al relicario.
A finales de 1980 las reliquias fueron examinadas científicamente. Las telas pertenecían a tres tejidos distintos: dos de damasco y uno de tafetán de seda, todas de procedencia oriental datadas entre los siglos II y IV.
La ciudad de Colonia incorporó en su escudo las tres coronas de los Reyes Magos, y se transformó en uno de los centros de peregrinación más grandes de Europa.
Feliz día de Reyes
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