El pintor flamenco Anthonis
Moor, más conocido por Antonio Moro, nació en Utrecht en 1519 y fue pintor protegido
de la corte de los Habsburgo. Murió en Amberes en 1576. Al servicio de la
corona española realizó numerosos retratos de personajes reales.
Aunque realizó pinturas de carácter
religioso, el grueso de su producción está constituido por retratos, especialidad
en la que fue uno de los más eminentes artistas del siglo XVI. Su estilo realiza una síntesis muy personal
entre el renacimiento italiano y la costumbre neerlandesa.
La tradición del retrato
cortesano tiene su origen en este maestro, que después de ser cultivado por
Sánchez Coello ‒discípulo de Moro‒, Pantoja de la Cruz, Bartolomé González, y
muchos otros tendría su más excelso representante en Velázquez.
El retrato que hizo de Felipe
II en 1557 es un magnífico ejemplo de ese «estilo cortesano» con su fondo
oscuro, en el que destacan los pormenores del rico atuendo, recogiendo con
minuciosidad preciosista sus bordados, joyas y encajes. El rostro, tratado con
sutiles veladuras, es asombroso, con esa mirada inquisitiva y un tanto
desdeñosa, que dice mucho del carácter del personaje.
Este artista fue un maestro
en desvelar la psicología de sus retratados.
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