lunes, 31 de octubre de 2022

Los escitas

 



Se sabe muy poco sobre ellos. Los conocidos para los antiguos historiadores griegos eran principalmente de origen iranio y se encontraban en el norte del mar Negro y la región del Cáucaso septentrional. Otros grupos escitas documentados por fuentes asirias, aqueménidas y chinas muestran que también vivían en Asia Central.

Eran guerreros nómadas que carecían de lenguaje escrito, de templos y ciudades, con una cultura basada en el pastoreo y la cría de caballos de monta. Estuvieron entre los primeros pueblos en dominar la guerra a caballo.

Entre los siglos VIII al IV antes de Cristo, saquearon territorios comprendidos entre el Danubio y las fronteras de China. Bebían en copas hechas con los cráneos de sus enemigos. Cuando moría alguno de sus caudillos levantaban un montículo sobre su tumba y enterraban con él a sus colaboradores, concubinas y caballos, junto con algunos de los más hermosos objetos de oro del mundo.

Se expandieron hacia el oeste conquistando pueblos. En su apogeo, los escitas dominaron toda la estepa, extendiéndose desde los montes Cárpatos en el oeste al centro de China y el sur de Siberia en el este,​ creando lo que se ha llamado el primer imperio nómada de Asia central, aunque no fue un estado organizado. ​

La arqueología ha descubierto testimonios de la cultura escita en los montículos funerarios de Ucrania y el sur de Rusia. Estos escitas estaban gobernados por una clase rica conocida como los Escitas Reales o Regios. Establecieron y controlaron la ruta de la seda que conectaba Grecia, Persia, India y China.  Enriquecidos con el oro de los montes de Altai encargaban a los orfebres griegos que esculpieran y tallaran objetos. Estos objetos forman el arte escita.

Se sabe que tuvieron sus antecedentes desde el año 2000 antes de Cristo, pero su primera aparición en la historia es una alianza con los asirios en el siglo VII antes de Cristo. Tuvieron un papel destacado en la destrucción del Imperio asirio y en el Saqueo de Nínive en el año 612 antes de Cristo. La mayor parte de lo que se conoce sobre los escitas procede del libro IV de la Historia de Heródoto, la Geografía de Estrabón y el poema de Ovidio Epístola desde el Ponto, que describe principalmente la Escitia Menor.




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