Nace entre leyendas. Su
origen sigue siendo un misterio. México, Puerto Rico, República Dominicana,
Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasil, Canarias, hasta Filipinas se
apuntan el mérito de su creación. Yo, salvo que se demuestre lo contrario, barro
para casa, porque todo parece indicar que fue en Cuba, el primer lugar donde se
usó esta prenda de vestir.
Cuenta la leyenda que un
guajiro de Sancti Spiritus, José Pérez Rodríguez, allá por 1709, le pidió a su
esposa, Encarnación Núñez García, que le hiciera una camisa cómoda, de mangas
largas, para usar por fuera del pantalón y con bolsillos grandes para que
cupiera lo mucho y lo poco. Otros dicen que un inmigrante español en el siglo
XVIII montó una sastrería en la villa de Sancti Spiritus donde vendía ese tipo
de camisas, y que como los bolsillos eran idóneos para guardar guayabas de ahí
le vino el nombre de guayabera. También se comenta que lleva este nombre porque
a los naturales de dicha comarca se les llama guayaberos.
En Centroamérica se las
conoce como «habaneras» y en España se les llama «cubanas». Antaño los guajiros
eran los únicos que usaban guayaberas. Era la prenda de los domingos, bautizos
y guateques.
Como es lógico esta bonita
camisa ha sufrido cambios de hechura desde que se inventó. Las primeras guayaberas
eran de lino basto, luego se hicieron de hilo y de un lino más fino. Que si los
dos bolsillos en el pecho y otros dos junto al dobladillo de ojo, que si las
dos hileras de alforzas, que si los botones, que si los bordados… Lo que le dio
el caché definitivo fue el cuello alto de la camisa dominguera.
En sus inicios fue una prenda
para hombres, ahora lo es también para las mujeres y para los turistas que
visitan la isla.
Ya lo dice la canción:
Quiero
un sombrero de guano, una bandera,
quiero
una guayabera y un son para bailar.
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