viernes, 17 de febrero de 2023

Paula de Vera García: El mundo que queremos construir (Parte II) - Tristepin y Eva

 


Al verle marcharse hacia el aseo con tantas prisas, Evangelyne había procurado por todos los medios mantener la compostura y que no se notase una pizca de decepción en el rostro. Por una parte, ella misma estaba aterrada de dar por fin ese posible paso con Tristepin, dado que jamás había estado ni tan enamorada, ni tan cerca de acostarse con nadie en toda su vida. Pero tras ver su espantada, a pesar de que ella era la que había lanzado el primer órdago y había intentado excitarlo, aquella Cra de apenas diecisiete años de edad se sentía más insegura que nunca. Ella, que siempre se había considerado una mujer valiente, independiente y al margen de lo que todos pudieran decir sobre sus maneras o su aspecto, ahora temblaba como una hoja sólo de pensar en no ser capaz de pasar a la siguiente fase con Tristepin.

«Pero, claro», reflexionó, amarga, mientras su vista se volvía a posar sobre la foresta más allá del palacio. «¿Qué puede darle alguien como yo a un héroe como él?».

En el fondo, desde que lo conoció supo que él la superaba en muchas cosas, sobre todo en experiencia de vida. Él había luchado contra monstruos, vivido aventuras antes de conocerlos a todos… Y ¿ella? La escolta de una princesa caprichosa que apenas había salido del reino Sadida en toda su existencia.

Tan absorta estaba en sus agrios pensamientos que en el momento en que algo rozó suavemente su espalda, por encima del ajustado traje negro, Eva estuvo a punto de girarse de golpe y hacer algo de lo que podía haberse arrepentido. Por suerte, tuvo la serenidad suficiente para sólo girarse con cautela y relajarse en cuanto vio el rostro de Pinpán a escasos centímetros de distancia del suyo. Cuando su mano se deslizó hacia su cintura, Eva jadeó por lo bajo, pero no se resistió. Menos aún cuando él acercó su rostro y la besó como si nada malo hubiese sucedido en los minutos anteriores. Al contrario de lo que ella pudiese haber pensado, Tristepin parecía igual de interesado que ella en seguir adelante con un cortejo más serio y así lo demostró el instante en que sus tímidos dedos se deslizaron más hacia la base de su espalda, haciendo que la joven contuviera un gemido a duras penas. Deseosa, Eva se separó entonces del guerrero y lo tomó de la mano sin darse más opción a dudar, antes de guiarlo sin violencia en dirección al interior del dormitorio.

Cuando alcanzaron la altura de la cama, Eva volvió a besarlo, notando su pulso acelerarse hasta extremos imposibles mientras ambos caían sobre el mullido colchón de hojas y su amante se tendía sobre ella nada más quitarse la capa con un gesto ansioso. Como si fuera un impulso, la Ocra lanzó sus dedos hacia su pecho desnudo y lo acarició, excitándose casi al mismo tiempo cuando Tristepin suspiró entre sus labios sin apenas dejar de besarla. Aun así, cuando llegó el turno de él de intentar desnudarla, Eva trató de no sentirse avergonzada y dejarse hacer con todo su cuerpo temblando de anticipación. Aun así, la admiración que vio reflejada en los ojos castaños de su amante en cuanto la tela desveló su tersa y pálida piel le dijo todo lo que necesitaba saber. Con timidez, ella procedió entonces a ayudarlo con el pantalón oscuro hasta que ambos quedaron frente a frente como sus padres los trajeron al mundo diecisiete años atrás. No hablaron, no era necesario. Como si fuera una coreografía de la que ninguno estaba del todo seguro, sus cuerpos se aproximaron primero hasta una distancia casi impensable. Sus labios se rozaban apenas y sus expresiones denotaban su nerviosismo sin tapujos; pero Eva apenas se contrajo cuando Tristepin por fin dio el paso y se adentró en ella con más cuidado del que jamás le hubiera supuesto nadie a un Yopuka. Tras hacerlo, no obstante, los dos amantes se quedaron quietos durante un par de segundos que parecieron eternos, como si no supieran qué hacer a continuación. Por fortuna, el instinto o la pasión que atronaba sus venas sin distinción se ocuparon de hacer el resto y el guerrero enseguida empezó a moverse con delicadeza, haciendo que Eva gimiera. Con el paso de los minutos, la emoción y la excitación aumentaron gradualmente al tiempo que sus pieles parecían querer fusionarse hasta ser una sola. Quizá por eso, el final pilló a ambos casi de sorpresa, haciendo que Tristepin por poco no se retirase con violencia y el rostro algo encarnado. Para bien o para mal, las manos de Eva sobre su espalda lo retuvieron lo suficiente como para que el guerrero terminase apoyando la cabeza junto a su corto cabello rubio, jadeando como fuerza.

Eva… la llamó, cuando pareció recobrar la capacidad de hablar.

Dime, Pinpán repuso ella en el mismo tono, girando apenas para encarar su rostro moreno.

Para su mayor alegría, él sonreía con afecto infinito mientras se incorporaba apenas para mirarla.

Eres lo mejor que me ha pasado declaró el guerrero, dejándose caer acto seguido sobre el colchón con gesto agotado. Ay…

Eva rio ante su candidez.

La verdad es que… Para una primera vez, no ha estado nada mal comentó, feliz y relajada por primera vez en muchos meses.

Su amante abrió un ojo avellana en su dirección y soltó una risita bronca complacida.

Me alegra oírlo admitió, cerrando los ojos de nuevo.

Sin embargo, cuando Eva se giró para encararlo, él hizo otro tanto como fuese una coreografía.

Te quiero, Pinpán susurró ella entonces.

Como debió suponer, al escucharlo el guerrero abrió los ojos como platos a causa de la sorpresa. Aunque para emoción de la Ocra, enseguida sonrió y susurró:

Yo también te quiero, Eva.

La Ocra sonrió a su vez, antes de acomodar la cabeza sobre su hombro y abrazar su torso con la mano opuesta. Sin quererlo, ambos cayeron enseguida en un profundo y agotado sueño que duraría hasta bien entrada la mañana siguiente; abrazados entre las sábanas vegetales y sabiendo, tanto el uno como la otra, que desde ese momento no habría nunca vuelta atrás en su relación…

 

Historia inspirada en Tristepin y Evangelyne, personajes de la serie “Wakfu”

Imagen: fotograma original de la serie

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