miércoles, 17 de septiembre de 2025

El bote salvavidas

 



Fue fruto del ingenio de la estadounidense María Beasley. Se trataba de una balsa fabricada con un material que no se rompiera, a prueba de fuego, compacta, segura y fácil de lanzar al agua. Era plegable: Lo que permitía un almacenamiento y transporte más eficiente. Además, contaba con compartimientos estancos y tabiques lo que mejoraba su flotabilidad y capacidad para mantener a flote. Su diseño facilitó la producción a gran escala y redujo el coste, lo que permitió que fuera más accesible y más barcos contaran con esta valiosa medida de seguridad.

María Beasley nació en 1836 en Carolina del Norte. Murió en 1913. Se sabe poco de su educación. Patentó con éxito quince inventos en Estados Unidos y dos en Gran Bretaña: calentadores de pies, sartenes, dispositivos para evitar que los trenes descarrilaran, una máquina para fabricar barriles y dos modelos de botes salvavidas.

Estas balsas se usaron en el hundimiento del Titanic, en 1912. Se sabe que, de las dos mil personas a bordo de este barco, más de mil desaparecieron. Sin embargo, llevaba veinte de los botes de salvavidas de Beasley, lo que permitió que 706 hombres, mujeres, niños y niñas sobrevivieran y se mantuvieran a salvo hasta que llegó la ayuda.

Defensora del papel de la mujer en la industria, inspiró a otras mujeres a dedicarse a la ingeniería y a la innovación. En reconocimiento a su contribución a la seguridad marítima fue incluida en el Salón de la Fama de Inventores Nacionales de Estados Unidos en el año 2011.


Foto de J.W. Barker (Carpathia passenger)

No hay comentarios:

Publicar un comentario