La música es un lenguaje
universal. Y los villancicos nos invitan a celebrar el mensaje eterno de Belén;
nos traen recuerdos, añoranza, nos dicen que donde hay canto hay esperanza. San
Agustín decía: El que canta reza dos veces.
Por eso, te invitamos a cantar algunos de estos villancicos mientras preparas este rico tronco navideño:
Noche
de paz. Fue compuesto en 1818 en un pequeño pueblo de Austria. Nos recuerda que
el nacimiento de Jesús es una promesa de reconciliación.
Adestes
Fidelis. No hay seguridad si su composición data hacia 1743 o antes. Nos invita
a acudir a Belén a adorar al Salvador.
Jingle
Bells. Este villancico fue escrito hace unos 200 años. Es un símbolo de alegría
navideña. La Navidad es tiempo de compartir.
El
Tamborilero. Nos cuenta que un pequeño se gana la vida con un tambor y no
teniendo nada que obsequiar al Niño decide darle una serenata como prueba de
amor. El Recién Nacido le sonríe.
Campana
sobre campana. Este villancico español nos lleva de la mano hasta Belén.
El
Burrito sabanero. Desde Venezuela este villancico nos pone camino de Belén.
Ingredientes:
Una
lata pequeña de Leche Condensada
4
paquetes de galletas María
7
cucharadas de chocolate en polvo
120 g
de nueces o almendras troceadas
1
cucharadita de extracto de vainilla
½
cucharadita de jengibre
½ cucharadita
de canela
Azúcar
glas para espolvorear
Preparación:
En la
batidora deshacer las galletas María bien finas. Mezclar con el chocolate en
polvo con el jengibre y la canela. Añade las nueces o almendras troceadas.
Incorpora la Leche Condensada junto con el extracto de vainilla y mezcla hasta
obtener una masa homogénea.
Extiende
papel film sobre la mesa y coloca la mezcla encima.
Envuelve
la masa en forma de rulo, girándola sobre sí misma. Anuda los extremos y
refrigera durante 4 horas.
Retira
el papel film y, con un tenedor, haz estrías para que parezca un tronco.
Espolvorea
con azúcar glas y sirve este dulce espectacular.
La noche del 24 de diciembre
de 1914, en plena I Guerra Mundial, un soldado alemán empezó a tocar con
una armónica la composición «Noche de paz» que sus compañeros entonaron. A esta
iniciativa le siguieron los gaiteros escoceses y los soldados británicos, hasta
que todos, en conjunto, cantaron «Adeste fideles». Este hermoso gesto no se
volvió a repetir.
Mientras saboreas un trocito de este tronco navideño me gustaría que recordaras lo que Salustio ya dejó escrito:
La concordia hace crecer las pequeñas cosas, mientras que la discordia arruina las grandes.

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