lunes, 1 de septiembre de 2014

Amantes de mis cuentos: Tribulaciones de un emigrante

 

Eduardo Úrculo
Foto: Wikipedia




Siempre me preguntan de dónde soy. A veces pronuncio la "z" y la "c" para despistar. No me sirve de nada. 

¡Cuánto daría por no sentirme diferente!

Ayer, sin ir más lejos, fui al médico. Estoy afónico. Me mira, me pregunta ¿de dónde es? Y dice:  

‒Debido al frío que impera en nuestro país se le han inflamado las cuerdas vocales. De momento no debe usted hablar, más adelante deberá pasar un curso de dicción ya que al sesear las cuerdas vocales tienen que realizar un mayor esfuerzo debido a la vibración de la laringe, que es la parte superior de la tráquea cuyos cartílagos sostienen las cuerdas vocales y es preferible que hable usted un buen castellano, antes de que se quede mudo.

¿Mudo yo? ¡Oiga usted! En mi pueblo todo el mundo sesea y de lo que se peca es de hablar más de la cuenta. 

¡Paradojas de la vida! 

Ahora tengo que buscar un país con un idioma que no tenga "eses". 






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Gracias.


© Marieta Alonso Más

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