¿Por qué es tan azul el cielo?
¿Por qué me gusta mirarme
en el azul de tus ojos,
por qué el mar es también
insolentemente azul?
Mi alma debe ser azul,
si tuviera color alguno,
azul suspiro, azul agua,
río, fuente...
Hasta el gato se siente azul
cuando se viste de tristeza.
Amor, yo te veo azul,
te siento azul, respiro azul...
y de tu azul me tiño
completamente.
Llevo un beso azul en mis labios,
que me dio en secreto la luna,
brillante y discreta,
una noche serena y añil,
que me encontró despierta.
© Myriam Cobos
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