viernes, 22 de diciembre de 2017

De tertulia con... Los carteles


Hoy la publicidad forma parte de nuestra vida. Nada es más efectivo, para reclamar la atención de los que vamos por la calle, que un cartel publicitario.

Se cree que alrededor del año 440 a.C. ya los romanos tenían sellos que imprimían sobre objetos de arcilla. Hubo que esperar hacia el año 1041 para que Bi Sheng inventara el primer sistema de imprenta de tipos móviles con piezas de porcelana en las que se tallaban los caracteres chinos. La imprenta moderna, la tipografía, no se creó hasta el año 1450, de la mano de Johannes Gutenberg.

En 1798 Aloys Senefelder inventó la litografía, que consiste en trazar un dibujo, un texto o una fotografía en una piedra calcárea o una plancha metálica. El francés Godofredo Engelmann llamó cromolitografía a la técnica de reproducción litográfica en  colores. Los primeros prototipos de carteles llegaron con el desarrollo del fotograbado en la segunda mitad del siglo XIX.

La combinación de colores, palabras e imágenes en un formato atractivo y económico hizo que con el tiempo el cartel fuera la mejor forma de comunicación, la manera más efectiva de convertir las calles en galerías de arte, ante la naciente sociedad de consumo. Logró escalar un puesto dominante y con los avances de las técnicas de impresión se hizo posible la creación de carteles más efectivos y baratos.

El desarrollo de la impresión offset, ha permitido desde su invención grabados de alta calidad que son utilizadas en la actualidad para periódicos, revistas y carteles. Las últimas novedades, la impresión digital, la xerografía, y ahora los programas informáticos, han dado a Shigeo Fukuda, maestro de la cartelería y de ilusiones ópticas, la capacidad de poner en papel casi cualquier cosa que puedan imaginar. 

Los carteles de propaganda política han sido y son de gran profusión durante las campañas electorales, y especialmente importante en el período de entreguerras y muy utilizado en las dos guerras mundiales.

Y al pensar en carteles quien no recuerda a Alfons Mucha (1860-1939) que consiguió un enorme impacto en París con el cartel estilo Art Nouveau. Su estilo basado en una composición fuerte, curvas sensuales, mujeres hermosas, elementos decorativos y colores naturales, influyó en toda una generación, llegando a personificar este nuevo estilo vanguardista.  La fama le llegó con la obra de teatro «Gismonda», protagonizada por Sarah Bernhardt el 1 de enero de 1895; o a Jules Chéret que se convertiría en un maestro del arte del cartel. Tanto que su obra es muy buscada por los coleccionistas de todo el mundo.

¿Quién no ha oído mencionar la escuela alemana de vanguardia Bauhauss? Fue fundada en 1919 por Walter Gropius y revolucionó el diseño gráfico, la arquitectura y el diseño industrial. Su frase preferida era: La forma sigue a la función. Tel Aviv es la ciudad con más arquitectura Bauhaus del mundo.

Henry Toulouse-Lautrec (1864-1901) es muy conocido por sus carteles representando la vida nocturna parisina, ya que era cliente habitual del Moulin de la Galette, El Moulin Rouge, Le Chat Noir, el Folies Bergère. Los dueños de los cabarets le pedían que dibujara y en sus largas noches en esos locales plasmaba todo lo que veía y lo dejaba por las mesas. Alcanzó la popularidad en vida.

Lucian Bernhard que basó su trabajo en el ahorro, carteles con publicidad directa que son obras maestras de economía, los elementos eran a menudo simplemente el nombre de la compañía en letras grandes y un dibujo mostrando el producto, con una fuerza que puede ser considerada el arquetipo de todo cartel. Fue uno de los pioneros del diseño publicitario. Su estilo se caracterizó por el uso de pocas palabras, con frecuencia una sola, e imágenes simples. Creó la imagen de grandes marcas como Bosch, Stiller y Audi.

Puede que una imagen nos resulte familiar, pero en muchas ocasiones su autor nos es desconocido. I love New York, un modelo imitado por infinitas ciudades es del neoyorquino Milton Glaser, que también ilustró el célebre afiche de Bob Dylan en 1967.  

El que todas las películas tengan su cartel publicitario, casi desde los comienzos del séptimo arte, nos habla de la importancia entre el  cine y el diseño. Anselmo Ballester, italiano, de origen español, trabajó para Orson Welles, Cecile B. Demile, Rosellini.  Saul Bass fue un autor de carteles de películas como West Side Story, Vértigo, Anatomía de un asesino, Con la muerte en los talones. Reynold Brown con sus composiciones geniales en La gata sobre el tejado, Espartaco, El Álamo. Franco Fiorenzi con sus carteles de una misma película y sus protagonistas. Drew Struzan autor de los pósters de Indiana Jones, Star War, Regreso al futuro. John Alvin que compuso carteles para Gremlins, El Rey León, E.T., La Bella y la Bestia. Jano, el cartelista español, que ilustró ¡Bienvenido Mister Marshall!, dirigida por Luis G. Berlanga, La ciudad no es para mí con Paco Martínez Soria como protagonista, entre otros.

Nos viene a la mente las portadas de discos como El lado oscuro de la luna del grupo Pink Floyd que representa la descomposición de la luz blanca, su autor fue Storm Thorgerson, cuya mirada ha sido comparada con la de Salvador Dalí.

Otra portada famosa es la de Abbey Road, con los Beatles cruzando el paso de cebra, y que ha sido imitada en numerosas ocasiones. Fue diseñada por John Kosh, el director creativo de Apple Records. El título hace honor a la calle donde se encontraban los estudios de grabación de EMI y como curiosidad la matrícula del Vokswagen Escarabajo fue objeto de numerosos robos por parte de los fans del genial grupo, el coche era propiedad de un vecino. Años después fue subastado. El hombre parado en la acera a la derecha de la imagen es un turista estadounidense que no se percató de la foto hasta meses después cuando se vio en el álbum.  

Y tantos otros creativos que la lista sería interminable.

Debo reconocer que me gusta leer los carteles cuando paseo por mi ciudad. Y recuerdo uno allá por el año 1977, cuando se iban a celebrar las primeras elecciones generales en España, que decía así: Cuarenta millones de partidos votan por los calcetines Cóndor. Y es que como bien nos recuerda el refranero español: Cada cabeza un seso.

Otro anuncio entrañable es la música del spot El Almendro con aquello de «Vuelve a casa, por Navidad»

Y al estar tan cerca de estas fechas podríamos hacer un árbol con nuestras de peticiones. Por ejemplo:

Ríe
Besa
Sueña
Perdona
Haz favores
Rompe un hábito
Siente la naturaleza
Sal a correr. Pinta un cuadro.
Sonríe al hijo, al nieto, al amigo, al vecino
Mira fotos viejas. Ayuda a un desconocido
Escribe cuentos. Lee un libro que te haga soñar
Canta en la ducha. Cumple tus promesas. Cultiva el amor

Haz realidad tus fantasías
……….
…………
……………
Atrévete a poner tu frase, tu granito de arena para estas Navidades.

Felices fiestas

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