Hoy la publicidad forma
parte de nuestra vida. Nada es más efectivo, para reclamar la atención de los
que vamos por la calle, que un cartel publicitario.
Se cree que alrededor del año 440
a.C. ya los romanos tenían sellos que imprimían sobre objetos de arcilla. Hubo
que esperar hacia el año 1041 para que Bi Sheng inventara el primer sistema de
imprenta de tipos móviles con piezas de porcelana en las que se tallaban los
caracteres chinos. La imprenta moderna, la tipografía, no se creó hasta el año
1450, de la mano de Johannes Gutenberg.
En 1798 Aloys Senefelder
inventó la litografía, que consiste en trazar un dibujo, un texto o una
fotografía en una piedra calcárea o una plancha metálica. El francés Godofredo
Engelmann llamó cromolitografía a la técnica de reproducción litográfica
en colores. Los primeros
prototipos de carteles llegaron con el desarrollo del fotograbado en la segunda
mitad del siglo XIX.
La combinación de colores,
palabras e imágenes en un formato atractivo y económico hizo que con el tiempo
el cartel fuera la mejor forma de comunicación, la manera más efectiva de
convertir las calles en galerías de arte, ante la naciente sociedad de consumo.
Logró escalar un puesto dominante y con los avances de las técnicas de
impresión se hizo posible la creación de carteles más efectivos y baratos.
El desarrollo de la impresión
offset, ha permitido desde su invención grabados de alta calidad que son
utilizadas en la actualidad para periódicos, revistas y carteles. Las últimas
novedades, la impresión digital, la xerografía, y ahora los programas informáticos,
han dado a Shigeo Fukuda, maestro de la cartelería y de ilusiones ópticas, la
capacidad de poner en papel casi cualquier cosa que puedan imaginar.
Los carteles de propaganda
política han sido y son de gran profusión durante las campañas electorales, y
especialmente importante en el período de entreguerras y muy utilizado en las
dos guerras mundiales.
Y al pensar
en carteles quien no recuerda a Alfons Mucha (1860-1939) que consiguió un
enorme impacto en París con el cartel estilo Art Nouveau. Su estilo basado en
una composición fuerte, curvas sensuales, mujeres hermosas, elementos
decorativos y colores naturales, influyó en toda una generación, llegando a
personificar este nuevo estilo vanguardista.
La fama le llegó con la obra de teatro «Gismonda», protagonizada por
Sarah Bernhardt el 1 de enero de 1895; o a Jules Chéret que se convertiría en
un maestro del arte del cartel. Tanto que su obra es muy buscada por los
coleccionistas de todo el mundo.
¿Quién
no ha oído mencionar la escuela alemana de vanguardia Bauhauss? Fue fundada en 1919 por
Walter Gropius y revolucionó el diseño gráfico, la arquitectura y el diseño
industrial. Su frase preferida era: La forma sigue a la función. Tel Aviv es la
ciudad con más arquitectura Bauhaus del mundo.
Henry
Toulouse-Lautrec (1864-1901) es muy conocido por sus carteles representando la
vida nocturna parisina, ya que era cliente habitual del Moulin de la Galette,
El Moulin Rouge, Le Chat Noir, el Folies Bergère. Los dueños de los cabarets le
pedían que dibujara y en sus largas noches en esos locales plasmaba todo lo que
veía y lo dejaba por las mesas. Alcanzó la popularidad en vida.
Lucian
Bernhard que basó su trabajo en el ahorro, carteles con publicidad directa que
son obras maestras de economía, los elementos eran a menudo simplemente el
nombre de la compañía en letras grandes y un dibujo mostrando el producto, con
una fuerza que puede ser considerada el arquetipo de todo cartel. Fue uno de los
pioneros del diseño publicitario. Su estilo se caracterizó por el uso de pocas
palabras, con frecuencia una sola, e imágenes simples. Creó la imagen de
grandes marcas como Bosch, Stiller y Audi.
Puede
que una imagen nos resulte familiar, pero en muchas ocasiones su autor nos es
desconocido. I love New York, un modelo imitado por infinitas ciudades es del
neoyorquino Milton Glaser, que también ilustró el célebre afiche de Bob Dylan
en 1967.
El que todas
las películas tengan su cartel publicitario, casi desde los comienzos del
séptimo arte, nos habla de la importancia entre el cine y el diseño. Anselmo Ballester,
italiano, de origen español, trabajó para Orson Welles, Cecile B. Demile,
Rosellini. Saul Bass fue un autor de
carteles de películas como West Side Story, Vértigo, Anatomía de un asesino,
Con la muerte en los talones. Reynold Brown con sus composiciones geniales en
La gata sobre el tejado, Espartaco, El Álamo. Franco Fiorenzi con sus carteles
de una misma película y sus protagonistas. Drew Struzan autor de los pósters de
Indiana Jones, Star War, Regreso al futuro. John Alvin que compuso carteles
para Gremlins, El Rey León, E.T., La Bella y la Bestia. Jano, el cartelista
español, que ilustró ¡Bienvenido Mister Marshall!, dirigida por Luis G.
Berlanga, La ciudad no es para mí con Paco Martínez Soria como protagonista,
entre otros.
Nos viene a
la mente las portadas de discos como El lado oscuro de la luna del grupo Pink
Floyd que representa la descomposición de la luz blanca, su autor fue Storm
Thorgerson, cuya mirada ha sido comparada con la de Salvador Dalí.
Otra portada
famosa es la de Abbey Road, con los Beatles cruzando el paso de cebra, y que ha
sido imitada en numerosas ocasiones. Fue diseñada por John Kosh, el director
creativo de Apple Records. El título hace honor a la calle donde se encontraban
los estudios de grabación de EMI y como curiosidad la matrícula del Vokswagen
Escarabajo fue objeto de numerosos robos por parte de los fans del genial grupo,
el coche era propiedad de un vecino. Años después fue subastado. El hombre
parado en la acera a la derecha de la imagen es un turista estadounidense que
no se percató de la foto hasta meses después cuando se vio en el álbum.
Y tantos
otros creativos que la lista sería interminable.
Debo
reconocer que me gusta leer los carteles cuando paseo por mi ciudad. Y recuerdo
uno allá por el año 1977, cuando se iban a celebrar las primeras elecciones
generales en España, que decía así: Cuarenta millones de partidos votan por los
calcetines Cóndor. Y es que como bien nos recuerda el refranero español: Cada
cabeza un seso.
Otro anuncio
entrañable es la música del spot El Almendro con aquello de «Vuelve a casa, por Navidad».
Y al estar
tan cerca de estas fechas podríamos hacer un árbol con nuestras de peticiones.
Por ejemplo:
Ríe
Besa
Sueña
Perdona
Haz favores
Rompe un hábito
Siente la naturaleza
Sal a correr. Pinta un cuadro.
Sonríe al hijo, al nieto, al amigo, al vecino
Mira fotos viejas. Ayuda a un desconocido
Escribe cuentos. Lee un libro que te haga soñar
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