Armario centroeuropeo del siglo XIX. En los cuadrantes de sus puertas aparecen representadas las cuatro estaciones.
Aunque muchísimos historiadores ubican
los orígenes de la pintura popular en Europa durante los años del
Renacimiento, de hecho, nace con las primeras civilizaciones, cuando el
hombre prehistórico al intentar marcar el terreno, señalar sus
pertenencias o simplemente dar forma a una expresión personal e
interior, deja una marca propia en las paredes de las cavernas en las
que habitaba, en sus herramientas y utensilios.
Junto al desarrollo del ser humano,
la pintura decorativa fue perfeccionándose. Cada país, cada territorio y
cada cultura desplegó a través del tiempo estilos diferentes. La
necesidad del hombre de diferenciarse lo lleva a personalizar sus
objetos, aun los cotidianos, y dar a su entorno un ambiente individual,
único, transformándose la pintura decorativa en algo más que un simple
accesorio para embellecer el hogar.
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