martes, 9 de enero de 2018

La cocina a mi alcance: Sopa de ajo castellana


Estatua de Mafalda en el "Paseo de la Historieta"
 de Buenos Aires




Esta sopa, con o sin huevos, fue durante siglos el desayuno y cena de castellanos y leoneses. El pan adecuado era el de hogaza, admitiendo también el pan duro que ha sobrado de días anteriores. Su origen es humilde. En algunas comarcas se asocia a la cuaresma, a la cocina de Semana Santa.





Ingredientes:

1 hogaza de pan cortada en rodajas finas.  
1 huevo por comensal
4 dientes de ajo
1 cucharada de pimentón
Laurel, sal
1 cucharada de manteca de cerdo o aceite de oliva

Preparación

El agua caliente con sal, que nunca rompa a hervir, se la puede enriquecer con huesos de vaca o jamón. El pan es el ingrediente principal, el que hace espesar la sopa. 

Mi amiga Sabina dice que ella echa las rodajas de pan en la sartén donde se hace el sofrito de los ajos y el pimentón para que se tueste un poco y advierte que la miga estropea la sopa. 

El toque final es el huevo escalfado o batido. Sabina, mi amiga leonesa, echa el huevo sobre la sopa, rompe la yema con una cuchara de madera y la clara forma una especie de hilos blancos.

Sabina trajo unas cazuelas de barro muy chulas y las emplató como si fuera una aspirante a MasterChef.

Poema de Ricardo de la Vega:

Siete virtudes
tienen las sopas
quitan el hambre,
y dan sed poca.
Hacen dormir
y digerir.
Nunca enfadan
y siempre agradan.
Y crían la cara
colorada.


Si falta algún ingrediente o pensáis que se hace de otra manera, echadle la culpa a mi amiga.

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