jueves, 7 de febrero de 2019

Bambú: Oro verde

Bosque de bambúes en Japón









Es útil, resistente y abundante. Está presente en todos los continentes a excepción de Europa. Guarda una estrecha relación con la vida cotidiana en Asia: se usa en las viviendas tradicionales de las aldeas malasias, en los humildes palillos chinos, en las flautas bansuri de la India, en vajillas y recipientes, en las balsas pesqueras chinas, tablas de surf en Australia. Con bambú uno puede construir su propia casa.

Se dice que gramo a gramo el bambú es más resistente que el acero, por lo que se exportan suelos de bambú a todo el mundo desde las fábricas del sur de China. Es una planta de gran elasticidad, resiste a los ciclones, pues se dobla sin romperse. También se han descubierto antioxidantes en la corteza pulverizada de las plantas, lo que abre las puertas a nuevos usos del bambú como conservante natural.

Gracias a la amplitud de usos que giran en torno al bambú, se está introduciendo su cultivo en otros países, como alternativa ante la creciente necesidad del uso de fuentes renovables.

Hace mil años los monjes coreanos preparaban sales medicinales con el bambú chukyom para problemas estomacales. En Tailandia se reciclan desperdicios de bambú para hacer carbón compactado.

Interesante es lo que le sucede al bambú japonés. Se puede ver crecer. Se siembra, se riega y se abona regularmente, pero no sale a la superficie durante los primeros siete años, en los que se dedica a desarrollar y fortalecer las raíces, luego puede llegar a crecer hasta 1,21 metros en 24 horas.

Nos da una lección, pues enseña que lo que se ve fácil, en realidad no siempre lo es. Nos llama a conservar la paciencia y esperar con calma, porque los resultados pueden llegar a ser asombrosos. La semilla no es indiferente al amor que recibe, ya que si no se cuida el crecimiento de sus raíces se interrumpe y muere. Pero si recibe amor y se la riega durante siete años sin esperar nada, el tiempo nos regala el milagro de la vida.

Lo que hace pensar en: «Si no consigues lo que aspiras, no desesperes… quizás solo estés echando raíces».


Es un don de los dioses.


El bambú en el Caribe


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