La Anunciación. El Prado |
Nació en la región de Toscana,
en Vicchio, Florencia, hacia 1400. Fue un pintor cuatrocentista italiano,
aprendiz de Lorenzo Monaco cuando en Florencia se construía la cúpula de
Brunelleschi para la catedral, las puertas de Ghiberti para el Baptisterio y
las esculturas monumentales de Ghiberti y Donatello para el Campanile y la
iglesia de Orsanmichele, cuartel general de los gremios florentinos. Todos
estos artistas buscaban inspiración en la Antigüedad.
Se ordenó en el convento de
San Domenico de Fiésole, donde tomó el nombre de Fra Giovanni. Para este
convento pintó tres retablos, uno de ellos el de la Anunciación del Prado.
En su tumba en Santa María
Sopra Minerva, en Roma, aparecen estos fragmentos:
¿Quién
podrá encontrar otro pincel como este?
No me
elogiéis porque parezca un nuevo Apeles, sino porque os entregué, oh Cristo,
todas mis riquezas.
La
gloria, el espejo, el ornamento de los pintores.
Su condición de fraile ha
hecho que se pasara por alto su talento en el manejo de la luz, la perspectiva
espacial y la narración, en beneficio de sus logros como pintor teólogo.
La Anunciación es el primer
retablo conocido del Renacimiento compuesto en forma rectangular en lugar de
con arcos góticos y sin fondo dorado. Para la casa de la Virgen el pintor
adoptó el nuevo sistema de dibujo en perspectiva creado por Brunelleschi. La
inclusión de Adán y Eva es una innovación del propio autor, como queriendo
humanizar su versión sobre este tema.
El acierto con que supo
ilustrar los principios de la fe cristiana fue la razón de que poco después de
su muerte en 1455 se le diera el sobrenombre de Angélico, que exaltaba sus
facultades de pintor religioso al equipararle con el gran teólogo dominico
Tomás de Aquino, conocido como «doctor Angélico».
La Anunciación llegó a España
en 1611, cuando era máximo el aprecio por Fra Angélico, mientras que la Virgen
de la granada fue adquirida por el XIV duque de Alba en 1817.
La Virgen de la Granada. El Prado |
Giorgio Vasari describe el
retablo de La Anunciación de Fra Angélico y afirma que la Virgen no parece
pintada por la mano del hombre, y se refiere al pintor como poseedor de «un
raro y perfecto talento» y que «nunca levantó el pincel sin decir una oración
ni pintó el crucifijo sin que las lágrimas resbalaran por sus mejillas».
Según recoge el escritor
dominico Serafino Razzi, Miguel Ángel dijo que Fra Angélico debía de haber
visto a la Virgen en los cielos antes de pintarla en La Anunciación.
A diferencia de otras obras
maestras el retablo de La Anunciación no salió del museo durante la Guerra
Civil.
La Virgen de la Humildad. Museo Thyssen-Bornemisza. Barcelona |
No hay comentarios:
Publicar un comentario