miércoles, 10 de julio de 2019

Paula de Vera García: No era una sensación desagradable (Vegeta & Bulma #8)








Cuando llegaron de vuelta a Capsule Corp aquella noche gracias al Shunkanido de Goku, los abuelos Brief salieron enseguida a recibir a la agotada familia que llegaba. Bulma y Trunks se dejaron abrazar y mimar –más la madre que el hijo, en honor a la verdad– mientras Vegeta se mantenía en un discreto segundo plano, aún con el morro torcido. ¿Por qué habían tenido que dejar al maldito gordinflón con vida? ¿Y si volvía a convertirse en un demonio asesino? Kakarot a veces pensaba con el…

–¡Papá, papá!

La voz de Trunks distrajo a Vegeta de su enfado en un instante. Sus ojos, tan parecidos a los de Bulma… Aún recordaba el momento en que se despidió de él, creyendo que moriría para siempre. Y haber resucitado cuando pidió que lo hicieran todos, salvo los malvados…

«Demasiado en lo que pensar», decidió sacudiendo la cabeza, mientras se dejaba tomar de la mano y guiar, hasta el interior de la casa, por su hijo de ocho años. Bulma sonrió para sí al verlos y los siguió, aún arropada por sus padres.

Por primera vez en mucho tiempo, los cinco cenaron juntos en el comedor grande de Capsule Corp, rodeados de la infinidad de mascotas que convivían con ellos dentro de la enorme cúpula. Sin embargo, Vegeta no podía evitar tener sus pensamientos en otro sitio; tanto, que apenas tenía ganas ni fuerzas para apartar a algún molesto animal cuando, de vez en cuando, estos querían hacer un lugar temporal de descanso de sus hombros, brazos o incluso de su pelo crespo.

Su mente, en cambio, se había quedado fija hacía rato en el momento en que Babidi lo había poseído; en ese instante en que le había parecido que tendría la oportunidad de volver a ser el más poderoso del universo. El segundo en el que casi había perdido, ahora lo sabía, lo que más le importaba en el mundo. Cierto que a su suegro lo toleraba con cierta simpatía, mientras que a su suegra no la podía aguantar ni dormido.

Pero… ¿Perder a Trunks? ¿Y a Bulma? ¿Qué narices se le había cruzado por la cabeza?

Mientras rumiaba y comía solo por impulso más que por hambre real, Vegeta notó que su mujer lo miraba de vez en cuando, pero él no se atrevía casi a devolverle la mirada; sobre todo, por miedo a encontrarse con el juicio final en sus ojos de zafiro. De hecho, el Saiyan se esforzó por evitar el contacto visual, manteniendo la cabeza medio gacha, incluso hasta el momento en que ambos se dirigieron a acostar a Trunks. ¿Cuánto hacía que no lo hacían juntos?, reflexionó entonces Vegeta, sorprendido. Parecía que había pasado una eternidad desde la última vez que una labor familiar había sido parte de la rutina diaria.

–¡Papá! –lo llamó Trunks desde la cama, ya con el pijama puesto.

Vegeta sonrió casi sin quererlo, volviendo sin violencia al mundo real. En honor a la verdad, aunque hubiese querido renegar de ello durante años, no podía resistirse al encanto del pequeño. Bulma tenía razón en que se parecían cuando arrugaban el ceño, pero el Saiyan no cambiaría aquello por nada del maldito mundo.

–Dime, Trunks –lo invitó, cruzado de brazos junto a la jamba de la puerta del dormitorio.

–Has sido muy valiente –sonrió este, levantándose entonces para abrazarlo. Vegeta, tras ponerse tieso como un palo a causa de aquel “ataque sorpresa”, finalmente se relajó y le devolvió tímidamente el abrazo. La segunda vez en pocos días–. Eres el mejor padre del mundo.
Vegeta intentó no emocionarse a duras penas ante aquel halago tan cándido. Al final sí que iba a ser verdad que tenía corazón y todo…

–Lo has hecho bien, Trunks –le dijo entonces, separándose del pequeño y empujándolo suavemente para que se acomodara de nuevo en la cama, aprovechando a camuflar otra sonrisa de orgullo de espaldas a él–. Ahora a dormir, ¿de acuerdo?

–¡Sí! –aceptó Trunks, subiendo a la cama de un salto y arropándose casi en el mismo movimiento–. Buenas noches papá. Buenas noches, mamá.
Bulma, que no había perdido detalle de la escena a pesar de los intentos de disimular de Vegeta, se acercó a darle a su adorado pequeño un intenso beso en la frente.

–Buenas noches, mi vida. Duerme bien –le deseó en un susurro.

Pero Trunks ya no la escuchaba. Sin siquiera haber apagado la luz de su mesilla de noche, el pequeño había caído literalmente rendido sobre la almohada; y ya había hasta empezado a roncar con suavidad cuando su madre se separó de él. La mujer sacudió la cabeza, sonriendo divertida. Desde luego, de tal palo, tal astilla.

Sin embargo, mientras volvían al dormitorio Vegeta y Bulma no intercambiaron palabra alguna. De hecho, en cuanto la puerta se cerró tras ellos, él se metió a la ducha murmurando un «Bueno, yo…» que casi sonaba hasta avergonzado. Bulma suspiró tras quedarse a solas en el pasillo y optó por continuar el camino hacia la pieza principal; despacio, se cambió la ropa de calle por un fino camisón y se desmaquilló con precisión, al tiempo que escuchaba el agua repiquetear al otro lado de la pared y no dejaba de pensar en Vegeta y en todo lo ocurrido.

A pesar del alivio que había sentido al saber que estaba vivo y suplicando a los terrícolas por su ayuda, del intenso amor que sentía por él, no sabía cómo sentirse respecto a lo que él había hecho antes de eso bajo el influjo de Babidi; lo que no podía dudar era que el hecho de pensar que lo había perdido para siempre, aunque al final hubiese sido una falsa alarma, le había desgarrado el corazón de parte a parte.

Vegeta no era perfecto, nadie lo era en el mundo. Y sí, había que reconocer que su ego lo conducía, más veces de las deseables, a cometer errores mayores que el resto de los mortales; y todo para seguir demostrando que era algo más que un traidor a Freezer y un príncipe poderoso aun sin su corona.

Bulma sacudió la cabeza, incrédula y algo irritada por aquella actitud tan infantil de su marido. ¿Por qué no podía ver más allá? ¿Acaso no lo tenía todo en la vida? ¿Qué diantre más quería? Para su desazón, Bulma no era capaz de encontrar una respuesta inmediata a aquello; y eso solo la atormentaba aún más.

Cuando Vegeta salió de la ducha un buen rato después, cubierto solo con una toalla que rodeaba su musculosa cintura, Bulma, que se había apoyado junto al enorme ventanal para observar la ciudad dormida mientras reflexionaba, giró la cabeza despacio para mirarlo. Ambos se quedaron entonces con la vista clavada en el otro, sin decir nada; al menos hasta el momento en que Vegeta apartó el rostro y se retiró la toalla con tranquilidad para sustituirla por sus pantalones de pijama, de espaldas a su mujer.

Sin poder evitarlo a pesar de la desazón, Bulma notó un tierno escalofrío recorriendo su espalda al ver sus músculos perfectos y bronceados, la pequeña escara de la cola de simio cortada hacía tantos años; y las cicatrices que cubrían parte de sus hombros y su espalda como cruces marcadas a fuego. La mujer sintió una punzada de envidia a la vez que un leve pinchazo de deseo en el bajo vientre. Igual que ella, Vegeta andaría cerca de los cuarenta años, pero en algunas cosas parecía que no pasaba de los treinta.

Sin embargo, cuando él se giró y Bulma vio su expresión, cerrada y ceñuda, el deseo se enfrió levemente. Su marido andaba rumiando algo y la mujer sospechaba lo que podía ser. Pero, como de costumbre, prefirió que él intentara dar el primer paso. No iba a ponérselo fácil así porque sí, ¿no?

Cuando él se aproximó, Bulma había vuelto a observar la ciudad dormida y él la imitó, a su espalda, con un codo apoyado en la pared; solo entonces, Bulma echó la mano hacia atrás para tomarle los dedos con suavidad calculada. Al principio él pareció tensarse, pero después aceptó y, casi sin que Bulma pudiese evitarlo, rodeó su cintura por completo con el brazo y la atrajo hacia su cuerpo, apoyando la nariz en su pelo.

–Perdóname, Bulma.

(Continuará…)

(Imagen: Pinterest. Inspiración: Dragon Ball Kai)


© Paula de Vera García

2 comentarios:

  1. Qué profundo todo esto. Pude sentir las emociones de ambos y estuve a punto del colapso, tremendo capítulo. Muchísimas gracias por compartirlo, admiro muchísimo tu trabajo. ♡

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    1. Gracias Vero! Encantada de verte también por aquí! Mañana más y el último de momento, pero el 10 de septiembre vuelvo con más! :* buen verano chiquitina!

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