miércoles, 21 de agosto de 2019

Andrea Mantegna: El Tránsito de la Virgen

Museo del Prado (Madrid)


La Dormición de María ocurrió doce años después que la de su hijo. En el arte bizantino se representó con mucha frecuencia, sentando las bases de su iconografía: acostada en su lecho y rodeada de los apóstoles, Jesús a la espera del alma de su madre y San Pablo besándole los pies. En el arte occidental hay algunos cambios respecto a la visión bizantina.

Es una de las obras más conocidas del pintor italiano. Cuadro pequeño en tamaño, y grandioso por su perfecta composición, su dominio de la perspectiva lineal marcada por la arquitectura y las baldosas del suelo, el tratamiento individualizado de los rostros de los apóstoles, y sus posturas, de frente, de espaldas, de perfil… Hay que destacar que solo hay once, se cree que Tomás se encontraba evangelizando en tierras lejanas en ese momento.

Es importante la fidelidad al paisaje, en el que se reconoce el lago de Mantua, con el puente que lo cruza y el Borgo di San Giorgio al fondo. La escena está representada conforme a los Evangelios Apócrifos. Los colores fríos como es habitual en Mantegna, el estilo veneciano.

Su autor, Andrea Mantegna, figura clave del Quattrocento, abandonó en 1459 la ciudad italiana de Padua, donde se había formado como pintor, para instalarse en Mantua, donde permaneció hasta su muerte al servicio de los Gonzaga.

Luis III Gonzaga se lo encargó a Mantegna en 1458. En 1629 la familia Gonzaga lo vendió a Carlos I de Inglaterra, que al ser decapitado se subastaron sus bienes en almoneda. El embajador español en Londres, Alonso de Cárdenas, lo compró para Felipe IV.

Espero que os haya gustado.


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