martes, 17 de diciembre de 2019

Peter Handke: La canción de la infancia



Cuando el niño era niño,
caminaba balanceando los brazos,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
y que ese charco fuera el mar.

Cuando el niño era niño,
no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.

Cuando el niño era niño,
no tenía una opinión de nada,
no tenía ningún hábito,
se sentaba a menudo en cuclillas,
o echaba a correr de pronto,
tenía un remolino en el pelo
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.

Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntar:
¿Por qué yo soy yo y no soy tú?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allá?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol no es tan solo un sueño?
Lo que veo oigo y huelo,
¿no es acaso una ilusión de un mundo frente al mundo?
¿Existe realmente el mal
y gente que en verdad es mala?

¿Cómo es posible que yo, el que yo soy,
no existiera antes de nacer;
y que un día yo, el que soy,
no seré más este que soy?

Cuando el niño era niño,
no podía tragar las espinacas, las judías,
el arroz con leche y la coliflor.
Ahora lo come todo y no por obligación.

Cuando el niño era niño,
una vez despertó en una cama extraña,
y ahora lo hace una y otra vez.
Las personas le parecían hermosas,
y ahora, con suerte, solo unas pocas.
Tenía una imagen clara del Paraíso,
ahora, a lo sumo, puede intuirlo,
no concebía la nada,
y ahora se estremece ante a ella.

Cuando el niño era niño,
jugaba con entusiasmo,
y ahora se emociona como entonces
pero solo con el trabajo.

Cuando el niño era niño,
le bastaba comer una manzana y pan
y aún ahora lo es.

Cuando el niño era niño,
las moras le caían en las manos
como solo caen las moras
y aún sigue siendo así.

Las nueces le ponían áspera la lengua
y aún lo hacen,
en cada montaña ansiaba
la montaña más alta
y en cada ciudad el anhelo
 de una ciudad aún mayor.
y aún sigue siendo así.

Arrancaba las cerezas de las ramas más altas
con una euforia que siente todavía.
Era tímido ante los extraños
y aún lo sigue siendo.
Esperaba la primera nevada
y aún la sigue esperando.

Cuando el niño era niño,
arrojó una vara como lanza contra un árbol,
y allí está vibrando todavía.

Peter Handke




El poema, uno de los recursos literarios más recordados de la película, «El cielo sobre Berlín», de Wim Wenders, fue recitado por Bruno Ganz.





Peter Handke, escritor austriaco, guionista y director de cine, ha sido galardonado este año, 2019, con el Premio Nobel de Literatura.

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