Nadie sabe cómo logró el ajo
enamorar al hombre.
Ya en el siglo XVI
Covarrubias afirmaba en su «Tesoro de la lengua castellana y española» que el
ajo era el socorro de la gente trabajadora porque daba color y fuerza.
Se planta en octubre o
noviembre en las tierras de regadío, y de diciembre a mayo en zonas de secano.
La recolección se produce allá por junio cuando la planta se seca y es el
momento de hacer las populares ristras, mediante el trenzado de las cabezas en
grupo de cincuenta o cien. Pertenece a la familia de las liliáceas.
Los griegos hace unos
veinticinco siglos le llamaban la Rosa Maloliente y sirvió de alimento a los
atletas griegos, para aumentar su resistencia. Roma se lo daba a sus soldados
para que tuvieran energía en el combate; con el tiempo ha recibido otros
nombres como Alcanfor de los Pobres, Veneno de Bruja, Melaza del Pordiosero,
Alimento de Amor.
Lo que cuenta es la creencia
de las asombrosas propiedades del ajo. Los antiguos egipcios pusieron seis
cabezas de ajo natural en la tumba de Tutankamón. El rey Keops gastó 1600
talentos de plata en ajos para los obreros de su pirámide; y se dice que
hicieron huelga al escasear las provisiones de ajo. También se le considera un
estimulante sexual, aunque nos podemos preguntar cómo puede sobrevivir el
atractivo sexual de un amante que acabe de ingerir un diente de ajo.
El sabio romano Plinio el
Viejo ofrecía sesenta y un remedios a base de ajo, para las mordeduras de
serpiente, las hemorroides, úlceras, asma, convulsiones, sarampión y catarro
común.
Siempre que el cólera hacia
estragos la gente se aferraba a los dientes de ajo como tabla de salvación.
Durante las dos guerras mundiales utilizaban zumo de ajo para evitar la
septicemia y la gangrena. Se dice que puede reducir la glucosa en sangre de los
diabéticos y el colesterol.
A mí madre le gustaba
desayunar con ajo y aceite de oliva y mi padre nunca se divorció de ella.
A mí me encanta el ajo y el
bacalao. Pienso que la verdadera magia del ajo está en la cocina: Sopa de ajo,
alioli, pollo al ajillo…, por eso hoy escribiremos sobre el bacalao al
ajoarriero…
Ingredientes: (4 personas):
400 g de bacalao desmigado
desalado
1 cebolleta
3 pimientos verdes
1/2 pimiento morrón
2 dientes de ajo
150 gramos de tomate frito
4 cucharadas de aceite de
oliva
1 guindilla de cayena
Sal al gusto
Elaboración:
Corta en dados el pimiento verde,
el pimiento morrón, y la cebolleta. Pela los dientes de ajo y pícalos.
Pon a calentar 4 cucharadas
de aceite en una cazuela amplia y baja, introduce los dientes de ajo y cuando
se doren añade los dados de pimiento y de cebolleta.
Sazona a tu gusto y deja que
se rehoguen bien a fuego suave durante 15 minutos.
Agrega el bacalao desmigado y
la guindilla y fríe brevemente (durante unos 2 minutos) a fuego fuerte. Vierte
la salsa de tomate y cocina durante otros 3 minutos para que se
mezclen los sabores. Hay quienes añaden patatas, pero eso ya es al gusto de
cada cual.
He
aquí algunos refranes:
«Ajo
crudo y vino puro, hacen al mozo seguro».
«El
que se pica ajos come».
«Andar
metido en el ajo».
«Estar
más tieso que un ajo».
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