Te esperaré en la luna. Hasta que su brillo
nos envuelva y nos lleve a una realidad desconocida, a un mundo bañado de plata
en el que pueda calzarme mis zapatos de diamantes y bailemos sin parar, hasta
que olvidemos de dónde venimos y a dónde vamos. Hasta que la cabeza se nos
vuelva del revés entre chispas de colores.
Cuando dejemos de girar, sé que me mirarás con
tus ojos verdes y todas las promesas que nos hicimos cuando éramos personas
diferentes se cumplirán por fin. El sueño dejará de serlo al fin para
convertirse en nuestro despertar. En lo que siempre debió ser.
Tu camisa de estrellas se fundirá con mi
vestido de nubes y dejaremos de preguntarnos qué es la vida. Porque existimos
para esto.
Porque nos crearon para llegar juntos a este preciso momento. Para estar así,
sin más. Ya no habrá preocupaciones, porque estamos donde tenemos que estar.
Juntos, para siempre.
Y entonces abriré los ojos y no estaré en
medio de un hermoso baile nocturno vestida de brillante felicidad. Estaré en
nuestra cama, con mi viejo pijama de los Chicago Bulls y muriéndome de calor, preguntándome
en qué momento se ha acabado la magia, en qué momento he vuelto a la triste
realidad.
Entonces me daré la vuelta y te veré, dormido
a mi lado, con las facciones relajadas y lo comprenderé al fin. Esta es mi
luna. Estas son mis chispas de colores. Y no las cambiaría por nada.
Cuando llegue el día te diré «sí quiero», te
lo diré mil veces. Porque tú eres todo lo que quiero.
© MJ Pérez
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