Hacia finales de la Edad Media, el desarrollo de la tecnología agrícola permitió el incremento de la producción, creció el comercio y aparecieron los burgos. Al sumarse las condiciones económicas y políticas tras la caída del Imperio bizantino, se renovó el interés por la literatura, la filosofía y el interés por la antigüedad clásica. Mientras en Italia se desarrollaba el Renacimiento el resto de Europa mantuvo el gótico en sus formas tardías.
El Renacimiento italiano se
divide en tres etapas:
Trecento se
refiere al siglo XIV en Italia. Se trata de la transición al pleno
Renacimiento. Se adopta lo fundamental del arte clásico: simetría, equilibrio y
proporción. Se percibe el arte como forma de conocimiento. Se da valor a la
individualidad, a los logros personales por medio del conocimiento. El artista
deja de ser anónimo. Se presta mayor atención a la anatomía, comienza a
trabajarse el fondo de la composición que incluye el paisaje y se perfecciona
la técnica del fresco.
Quattrocento corresponde
al siglo XV y constituye el pleno Renacimiento. Su centro de mayor desarrollo
estuvo en Florencia. En escultura se busca la proporción, la belleza del
cuerpo. Se independiza de la arquitectura, aparece exenta, y se favorece la
escultura de bulto redondo, el desnudo, lo ecuestre. En pintura se crean obras
tridimensionales que involucran volumen, color y luz. La técnica que utilizan
es el óleo, y gracias a ella aparece la pintura sobre lienzo, que da lugar al
retrato pictórico. Se perfecciona el uso de la geometría espacial. La
arquitectura vuelve al canon clásico grecorromano, se utilizan las columnas y
las pilastras, además de los arcos de medio punto. El frontón griego vuelve a
tomar importancia al igual que las cúpulas. Y al mismo tiempo, un nuevo
hallazgo técnico: la perspectiva. Un elemento decisivo para el nuevo arte.
Cinquecento corresponde al siglo XVI. El Renacimiento alcanza su máxima expresión y comienza una nueva etapa llamada manierismo, que convive junto a la tendencia clasicista. El centro de la producción del Cinquecento estuvo en Roma, donde se financiaron las obras más extraordinarias del período renacentista, como la Capilla Sixtina.
En literatura, con el
Renacimiento aparece un nuevo género: el ensayo. Se practica la epopeya, el
poema épico, el romance. Dentro de la narrativa en prosa destaca el cuento, la
leyenda, la fábula, la novela en sus subgéneros: la picaresca, la de
caballería, la pastoril… También florece el arte dramático. En lírica progresa
la canción, el himno, la oda, la sátira... En música supuso la aparición de la
polifonía, y apareció el motete, el romance, el villancico…, florecieron las
danzas, la toccata, el preludio.
El estudio de la naturaleza
trajo consigo la búsqueda de la verosimilitud. Se crean los talleres de
artistas, dejando atrás los gremios medievales de artesanos. El arte se
convierte en un objeto de distinción social. Y cobran gran interés las madonnas con el niño.
Pensamiento
renacentista:
Son
los hombres los que hacen la historia
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