A
mi amiga Eva le fascina esta crema. Dice que las verduras de color naranja son
buenas para la piel y para la vista gracias a los betacarotenos que contienen. Durante
media hora no ha parado de hablar de los numerosos beneficios que nos brinda la
calabaza al ser rica en fibra, por lo que retarda la digestión, quita el hambre
—que sí, debes creerme— es porque mantiene la sensación de saciedad durante
mucho tiempo, lo que hace que comamos menos y nos ayude a no engordar. Y como colofón añade que si la usas como
máscara facial exfolia y relaja el cutis.
No
he querido entrar en terrenos tan cenagosos como el de las arrugas y comento
que además de inspirar miedo en Halloween, se suele servir en la cena del Día
de Acción de Gracias en Estados Unidos.
¡Ah!
Las zanahorias, otra de sus debilidades, las consume de mil maneras: crudas,
cocidas, fritas al vapor, en sopa, pasteles, guisos, ensaladas… Y me recalca durante
otra media hora que a nivel nutricional es un alimento excelente, que tiene
relaciones familiares con el perejil, el hinojo, el eneldo y el comino, que hasta
ayuda a limpiar los dientes, que estimula la secreción de saliva y que contribuye
a una buena digestión.
Se
ha colocado un mandil y a la faena. Me ha merecido la pena la perorata de más
de una hora. Está…
Ingredientes:
½ kilo de calabaza (No olvides quitar la piel,
me dice)
½ kilo de zanahorias (si la limpias bien, no
hace falta quitar la piel)
½ cebolla
3 cucharadas de aceite de oliva
1 vaso de caldo de pollo
Perejil, Sal,
Pimienta (opcional)
3 o 4 porciones de quesitos
Preparación:
Cortar
la calabaza y las zanahorias en trozos. Poner todos los ingredientes en una
olla, salvo los quesitos, y cubrir de agua. Cuando todo esté blando, echas las
porciones de quesitos y lo trituras todo hasta conseguir una crema al gusto de
cada cual.
Un
secreto: Le echó el tetrabrik completo de caldo de pollo y eliminó el agua.
Rica, rica, rica.
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