Vi tus ojos rebosantes de esperanza
tras la línea difusa del mar
miraban al cielo, satisfechos y agradecidos
por un futuro esperanzador.
Recogiendo peces muertos en esta orilla
se imagina un karma prometedor.
Era luz, era brisa, helado de pistacho, mojito de ron...
Respirando el oxígeno limpio al despuntar el día
lanzaba sus brazos al blanco de la existencia,
abiertamente sonreía, y
sus palabras bailaban en el aire y
sus palabras creaban sugestivas siluetas con la brisa
Olía a mar, a tierra mojada, a menta y limón,
a canela, a jengibre, a jazmín, a selva, a volcán...
Sus pies descalzos recorrían la marea de la experiencia
pantalones remangados sobre las rodillas, y
su voz mecida por el agua fría y refrescante del mar.
A veces, solo a veces… recordamos
todas aquellas pequeñas cosas
que nos hacen sentir bien.
¡Las cosas buenas de la vida!
¡Las que tienen sentido!
Me envenena todo lo que estoy viendo…
todo lo que estoy respirando… y
quiero saber más y más.
Me olvido de mí, de mi biografía,
de mi lucha, y de mis días.
Y soy mar y soy paz y soy sol, soy dicha
y soy palmera, caracola, pez, ilusión, risa.
También luna, caballo salvaje,
mar de rocío, caricia
envolvente, nota estridente
para convertirme al final en
armonía de una pasión creciente.
© Sol Cerrato Rubio
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