lunes, 21 de noviembre de 2022

Blanca del Cerro: Diana

 



            Me pareciste tan bella, tan espectacular, tan perfecta, que no tuve más remedio que preguntarme si serías real. Me enamoré nada más verte, mi amor se arrastró a tus pies como una culebra deseosa de tu cuerpo y de tu alma, mi amor serpenteó a tu lado a modo de brisa suave. Me acerqué a ti, me sonreíste como sólo tú sabes sonreír, y te llevé a mi casa para compartir contigo todo aquello que no había compartido con nadie, o con casi nadie. Y te llamé Diana porque esa diosa romana era la representación máxima de la belleza y la ternura.

            Y aquí te tengo, junto a mí para siempre, y junto a las demás porque, aunque tú destacas por encima de todas, tengo otras, tengo muchas otras que también me gustan, aunque no tanto como tú, eso no puedo negarlo.

            No pongas esa cara extraña. Acabo de cumplir un montón de años y no podías ser la única, entiéndelo.

            Te aseguro, cariño, que tu presencia destaca por encima de las demás, por tu belleza, Diana, por tu fulgor y por tu mirada.

            Te aseguro que estás por encima de todas, tesoro.

            Te aseguro, mi vida, que eres y serás siempre mi muñeca favorita.

 

©Blanca del Cerro

#cuentosparapensarBlancadelcerro

 

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