Si yo escribiera una historia de amor, lo haría mirándote a
los ojos, diciéndote todo lo que has significado para mí desde la primera
vez que nos vimos. Te diría todo lo que adoro de ti: desde como arrugas la
nariz cuando hay algo que te sorprende o te disgusta hasta tu risa
espontánea y de cristal. Podría decirle al mundo que eres tranquilo, un
maravilloso profesional y mi persona favorita del mundo y que te quiero por
todas estas cosas.
Si yo escribiera una historia de amor, en ella
explicaría que te quiero por ser tú y no ser otra persona. Te quiero por
tu sinceridad, porque no te callas nada. Por la paz que
transmites al mundo. Te quiero por tus defectos, esos que a veces me
sacan de quicio, pero que te hacen ser quien eres. Te quiero por cómo me haces sentir.
Por la persona que soy cuando estoy contigo. Por el tándem (siempre
imperfecto) en el que nos hemos convertido y en cómo sigue evolucionando.
Si yo escribiera una historia de amor, como
ves, tú serías el protagonista absoluto. Y serías como eres en realidad,
sin que nada te cambie. No vestirías capa o armadura, seguirías siendo ese
chico del que me enamoré, ese hombre bueno y tremendamente sexy con el que me
he casado y con el que quiero permanecer lo que me quede de vida.
Si yo escribiera una historia de amor, hablaría
de respeto, de confianza plena, de un amor que ha ido creciendo día a día y,
¿por qué no?, también de atracción física. Porque eres capaz (después de
más 20 años a mi lado) de hacer que un millar de mariposas disputen una batalla
en mi estómago cuando te veo leer, escribir en el ordenador o simplemente
sentado a mi lado en el sofá.
Si yo escribiera una historia de amor, hablaría de lo nuestro, de
nuestros principios y alegrías, de los escollos que hemos tenido que superar
para llegar aquí. De lo que aún nos queda por vivir. Tanto bueno como malo. De
lo maravilloso que es haber encontrado a alguien como tú para formar nuestro
propio mundo privado. En definitiva, de nuestra propia historia de amor.
Pero como, de momento, mucho me temo que no
voy a hacerlo, el universo deberá conformarse con este relato. Tú, conmigo,
con cada fibra de mi corazón. Con nuestro sitio del mundo, imperfecto, pero
siempre nuestro.
© M.J. Pérez
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