sábado, 11 de febrero de 2023

Principado de Liechtenstein: La belleza de ser pequeño

 



 

No tiene costa. Está entre Austria y Suiza, en el curso alto del Rin. Vaduz es su capital. El paisaje es montañoso al este y llano y suavemente ondulado al oeste. Es uno de los seis micro-estados que hay en Europa. Y junto con Uzbekistán son los dos únicos países en el mundo que para llegar al mar se han de atravesar dos fronteras.

Sigue en guerra con Prusia que ya no existe, porque terminado el conflicto austro húngaro, se olvidaron de que Liechtenstein era uno de los beligerantes  y en consecuencia no se firmó jamás un tratado de paz.

Fue en la antigüedad un territorio perteneciente al Imperio romano. Antes del gobierno de la dinastía actual, la región era un feudo de una de las ramas principales de la Casa de Habsburgo. En 1719 el emperador Carlos VI decretó que el condado de Vaduz y el señorío de Schellenberg se unieran para formar un principado con el nombre de Liechtenstein en honor al príncipe Antonio Florián de Liechtenstein, súbdito suyo.

En 1806, el Sacro Imperio Romano Germánico fue invadido por Francia. Este hecho trajo grandes consecuencias para Liechtenstein. Las maquinarias legales y políticas del Imperio se derrumbaron cuando el emperador Francisco II abdicó. El resultado fue que Liechtenstein ya no tenía obligaciones frente a ningún señor feudal más allá de sus fronteras.

Hasta el fin de la I Guerra Mundial, Liechtenstein estaba fuertemente ligado con Austria, pero la devastación económica causada por ese conflicto forzó al país a concluir una unión monetaria y aduanera con Suiza. Cuando en 1938 los nazis se anexionaron Austria, el principado se encontró compartiendo frontera con territorio alemán, por lo que se apoyó en Suiza para mantener su neutralidad. Para evitar una invasión colaboró con las potencias del Eje. En el 2000 el país se adhirió al Espacio Económico Europeo.

Es una monarquía constitucional. La soberanía del Estado es compartida entre el príncipe y los ciudadanos, los cuales eligen un parlamento. En un referéndum llevado a cabo el 1 de julio de 1984, los votantes varones permitieron a las mujeres el derecho a votar en las elecciones nacionales, aunque no en las locales. La constitución de Liechtenstein asigna importantes poderes al príncipe. Entre estos poderes, el príncipe puede vetar las leyes aprobadas por el parlamento. El gobierno está compuesto por cinco ministros, incluyendo al primer ministro. Cada uno tiene un suplente que participa en las reuniones del gobierno colegial si el ministro no está disponible. El presidente del gobierno, los demás ministros, y sus suplentes son designados por el príncipe, por recomendación del Parlamento. La duración del mandato es de cuatro años. El Príncipe reinante es el jefe del Gobierno. Si una ley no es sancionada por el Príncipe reinante en el plazo de seis meses, se considera rechazada. ​

El país tiene uno de los índices de criminalidad más bajos del mundo. La prisión de Liechtenstein alberga pocos reclusos, si es que hay alguno, y los que tienen sentencias de más de dos años son transferidos a la jurisdicción austriaca.

Liechtenstein sigue una política de neutralidad y es uno de los pocos países del mundo que no mantiene ejército. El ejército fue suprimido poco después de la Guerra Austro-Prusiana de 1866, en la que Liechtenstein contó con un ejército de 80 hombres, aunque no participaron en ningún combate. No se produjeron bajas, de hecho la unidad contaba con 81 soldados a su regreso debido a un enlace militar austriaco que acompañó al ejército de vuelta a casa.

 


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