Te he
mirado tantas veces
sentada
en las dunas de arena.
Un
horizonte enmarcado en un cielo infinito.
Tu
presencia desconcertante e inmensa
me
provoca un contento superlativo.
Inundando
tus espumosas olas
se escucha
el sonido de unas gaviotas,
acompasan
su vuelo entre nubes de esponjas.
Lejos
de tu brisa y tu aroma marino,
lejos
de tu caricia de sal,
espero
el momento preciso
de
volver a zambullirme en tus mareas.
Punto
de partida de un rescate,
de
una llamada fugaz a la alegría,
de
una corriente de emociones.
Olvido
las patadas que da la vida,
invento
mil sobredimensionados caminos,
que
me acerquen al punto de vista
de
tus poros y tus sonidos.
Bailo
sobre el oleaje triste de mis orillas,
congratulo
a tus ondas las risas,
y
desabrocha con naturalidad mis nudillos.
¡Tu
mirada toca hoy la sensibilidad de mis sentidos!
© Sol
Cerrato Rubio
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