domingo, 7 de octubre de 2018

Mª Isabel Martínez Cemillán: Las casas-museos



Las Casas-Museos son entidades culturales que, a veces con gran esfuerzo debido a la escasez de subvenciones oficiales públicas, desean mantener el recuerdo de los seres extraordinarios que las habitaron y de alguna manera, dejaron en ellas la sombra de su personalidad y vivencias.

Solamente de escritores hay más de treinta casas a lo largo y ancho de España, en ellas nacieron, habitaron, escribieron sus mejores páginas y utilizaron los mil y un objetos cotidianos, libros, pertenencias… en resumen, las vivieron.

Casa de Lope de Vega



Comienzo en Madrid con la casa de Lope de Vega, situada, paradójicamente, en la calle de Cervantes, al que Lope no tenía demasiada simpatía, una calle de las afueras, rodeada de huertas en las que se cultivaban las acreditadas «lechugas y tomates de la tierra», al parecer, riquísimos.

Amplia vivienda, con hermosa inscripción grabada en el dintel de la puerta de entrada: «D. O. M. PARVA PROPIA MAGNA, MAGNA ALIENA PARVA», que más o menos, podemos traducir así: «Lo pequeño siendo propio, es grande. Lo grande, siendo ajeno, es pequeño».

En ella vivió el prolífico escritor más de veinte años y en ella murió en 1636. Como en su testamento describió minuciosamente todos y cada uno de muebles, enseres, cuadros y objetos, ha permitido recrear casi exactamente oratorio, despacho, alcoba, relicario, libros, todo aquello que enseña y recuerda a nuestro gran poeta.


Casa de Cervantes

  


En plena calle Mayor de Alcalá de Henares, típica casa castellana del siglo XVI, nace Miguel de Cervantes, universal escritor. Totalmente reconstruida, conserva intactos los aposentos que rodean la entrada y el patio central con pozo, amueblados con sólidos muebles castellanos, bargueños, mesas, grandes braseros, amplio comedor, donde, según costumbre, comían los hombres servidos por las mujeres, mientras que ellas lo hacían en la cocina de lumbre baja, sentadas sobre esteras, cerca del fuego. Y arriba, los dormitorios, con estrechas camas, desde hace tiempo algunos convertidos en pequeño, pero selecto Museo con las múltiples ediciones en todos los idiomas del mundo de su inmortal obra Don Quijote de la Mancha.

Casa de García Lorca



«Vivo en la preciosa Huerta de San Vicente, llena de jazmines y rosales, desde el jardín sube a mi cuarto un aire divinamente irrespirable, un aragonés, como tú, no puede nunca saber el dolor de cabeza que producen las flores en la noche andaluza», esto escribe Federico García Lorca su amigo Buñuel refiriéndose a la casa familiar donde pasó muchos veranos, rodeada de árboles frutales, sinuosos caminos y flores, muchísimas flores.

En ella escribió alguna de sus más inspiradas poesías y obras teatrales, con ese espíritu de tragedia que le caracterizaba, «Bodas de Sangre», «Yerma», «Llanto por Sánchez Mejías», quizá premonitorio de su propio trágico final.

Cedida por la familia en 1995 como foco cultural, expone, principalmente, manuscritos, retratos, documentos del propio Lorca y también de sus amigos Alberti, Dalí, y muchos más…


Casa-Museo de Salvador Dalí


En la Costa Brava, en Port Lligat está la abigarrada mansión de Dalí y Gala, surrealismo puro. En esta casa de recreo, cuando la compró sencilla casita de pescadores, realizó una caprichosa y gran ampliación porque el pintor aborrecía la arquitectura rígida y funcional que cambió por sorprendentes estancias, la sala oval, con inmenso diván circular, la de «los pájaros», con enorme jaula, pero sin pájaros, y el alucinante vestíbulo que Dalí llamaba «cuarto del oso», porque en el centro tenía un oso polar disecado.  Un patio–jardín con una panorámica que inmortalizó en alguno de sus cuadros y donde celebraban sus extravagantes fiestas, según Dalí: «Me doy el gustazo de reunir a famosos, ministros y hippies, divertidos».

Como decía, diseminadas por España hay muchas Casas-Museos en las que pasaron sus días mujeres y hombres de la talla de Unamuno, Rosalía, Machado, Gayarre, la Pardo Bazán, Juan Ramón… En ellas podemos intuir, incluso conocer, gustos, aficiones vivencias de aquellos que las vivieron y hoy recordamos con tanta admiración.  ¡Merece la pena visitarlas!

© Isabel Martínez





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