En los momentos alegres tendemos a
arrinconar otros que no lo fueron tanto. Olvidar aquello que nos hizo daño es
un sentimiento muy humano. Mirar siempre adelante es un mantra que parece
que hay que grabarse en el cerebro desde la más tierna infancia. Sin embargo,
este camino no sirve de nada si no eres capaz de aprender de los pasos que has
dado.
Si simplemente pones un pie delante de
otro nunca escarmentarás de lo que te ha ocurrido. No te avergüences de
necesitar un tiempo de reajuste. Reflexionar sobre nuestras vivencias,
aprender de ellas y emprender el vuelo con más sabiduría es la clave.
No es sencillo. Nadie dijo que lo que
merece la pena lo sea. Sin embargo, es un modo de sobrevivir. De no caer en la
desesperanza. Inténtalo. Trata de conseguirlo con todas tus fuerzas.
© M. J. Pérez
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