Nada que decir.
Nada que expresar.
Nada que escribir.
Sentada frente al mar observo el movimiento del agua
haciéndose ola.
La suave brisa acariciando mis inquietos pies.
Saboreo el salitre escurriéndose sobre los poros de mi piel.
La humedad… el grazne de las gaviotas… las nubes en forma de
caracola.
Los pescadores lanzando sus cañas al viento, los atardeceres anidados de violeta y azul, la espuma rompiendo contra las hercúleas rocas, y el murmullo de palabras sobrevolando el horizonte.
Mi mente es un encefalograma plano.
No pienso, solo estoy ahí contemplando.
Oigo una voz susurrando a mi espalda:
‒¿Está bien señorita?
‒Usted que cree.
Asiente con su cabeza enmarañada.
Siento cierta desazón por mis escuetas palabras.
Pero hoy solo necesito eso «estar ahí… frente al mar».
© Sol Cerrato Rubio
Muy relajante. Invita a meditar y reflexionar. Un besito para Sol y otro para Marieta.
ResponderEliminarOtro para ti Carolina.
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