domingo, 2 de diciembre de 2018

Amantes de mis cuentos: Ansias de querer ser otra



Siempre he soñado con emular a Josephine Baker tanto en el baile como en la filantropía. Me hubiese gustado alcanzar la fama como cantante, actriz, bailarina y que el gran público cayera rendido a mis pies.

Al no tener el cuerpo escultural necesario para ser contratada en el mejor cabaret de París, ni la garganta adecuada, ni el don indispensable para ejercitar las bellas artes, no me quedó más remedio que adoptar como ella a una docena de niños, cuando tenía treinta años y sin visos de casarme.

Los quiero muchísimo, pero en honor a la verdad, en aquella época prefería a los mayores de cuarenta años, pero nunca tuve el coraje de convertir mi hogar en una mancebía.

Tampoco tuve la oportunidad de trocarme en un gran héroe al salvar a los pasajeros de un avión en llamas. Ni de activar una bomba y ser la única responsable de una gran masacre. Ni de salir en televisión contando la historia de mi vida.

Lo más que he conseguido es envejecer con gracia, que los hijos me llevaran a una Residencia y oír a quienes cuidan de mí:

‒Es muy callada, muy buena.

© Marieta Alonso Más

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